[Berlín 2019] 'Light of My Life': el perdón de Casey Affleck

El actor escribe, dirige y protagoniza una historia de amor paterno-filial en un mundo distópico sin mujeres.
Light of My Life
Light of My Life
Light of My Life

Entre I’m Still Here y Light of My Life han pasado nueve años. Y un universo cinéfilo entero. Del mockumentary al drama paterno-filial postapocalíptico. Géneros opuestos, sensibilidades, lenguaje cinematográfico. Casey Affleck escribió y dirigió las dos y esta vez coprotagoniza junto a la joven de 13 años, Anna Pniowsky.

Y, sin embargo, Affleck empezó a escribir Light of My Life su segunda película como director hace una década, cuando sus dos hijos (con la actriz y hermana de Joaquin Phoenix, Summer) eran más pequeños y cada noche inventaba un cuento para ellos antes de dormir.

Uno de esos cuentos es el principio de la película: Affleck y Pniowsky, tumbados, dentro de una tienda de campaña, mientras lo relata, inventándolo sobre la marcha, con continuas interrupciones irónica y escépticas de ellas. A la mañana siguiente, todo se descubre: padre e hija están solos en medio del bosque, parece que llevan mucho tiempo así, ella, Rag, se hace pasar por un niño.

Poco a poco vamos sabiendo más: como los protagonistas de La carretera, de Cormac McCarthy, padre e hija emprenden una huida constante hacia delante en mitad de un mundo postapocalítpico, abandonado, en el que la población femenina ha sido arrasada. De ahí la ultraprotección de este padre por su hija, y al mismo tiempo enseñándola todo lo que necesita para que sea independiente, para dejarla ir cuando haga falta.

Affleck dice que, en principio, quiso que la historia se centrara en la relación entre un padre y dos hijos varones (como los suyos), pero sus dos hijos se negaron a aparecer en su película. Cambió el género. Y aunque sigue habiendo escenas de su vida como padre (“Es todo lo que he hecho y he sido, padre, en los último 14 años”, decía estos días a CINEMANÍA en la Berlinale), reaprendió a serlo con una hija y le planteó muchas preguntas: “¿Cómo crías a una hija en este mundo?”, explica. Y escribiendo y rodando encontró las respuestas y cambió su perspectiva sobre muchas cosas: “Preocupaciones, obsesiones, valores que quiero transmitir, nuevas lecciones”.

A caballo entre La carretera, Hijos de los hombres y con algo de aquel Único testigo de Harrison Ford, pero fijándose en otras historias distópicas, como Guerra Mundial Z, Affleck ha construido un bonito retrato de amor entre padre e hija, lleno de momentos tiernos, de complicidad, de peligro, de tensión (bien por el ataque de hombres desconocidos, bien porque le toca explicarle qué es la menstruación y el sexo), y lo pone contra un fondo de ciencia-ficción en el que las mujeres han desaparecido. Su mujer y madre, interpretada por Elisabeth Moss, aparece en un puñado de flashbacks. Hay pintadas de apoyo a las madres del mundo. Y hombres desatados y violentos que buscan a las pocas supervivientes femeninas que quedan, como Rag.

Affleck ha insistido en que no hay un mensaje consciente, en que no pensó en su película temáticamente, que el centro es la historia de amor entre padre-hijos. Después de toda la controversia con el acuerdo al que llegó con dos trabajadoras de I’m Still Here que le denunciaron por abusos y la polémica reavivada tras recoger su Oscar, Light of My Life parece una disculpa pública. Una petición de redención.

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