[Berlín 2018] Wes Anderson, Japón y perretes: nada podía salir mal

Y no salió mal. Claro. La 68 edición de la Berlinale se inauguró con ‘Isla de perros’ e incluso los ‘cat lovers’ cayeron rendidos.
Isla de perros
Isla de perros
Isla de perros

¿De qué se habla hoy en Berlín?

De que no hace tanto frío, que en Madrid hacía más. Hay que empezar con el tiempo para romper el hielo en las primeras conversaciones a pie de sala de prensa y de cine. Pero una vez roto, las conversaciones se centraron en Wes Anderson y su Isla de perros, esa fantasía perruna distópica, un homenaje al cine japonés, su película más política y la menos cuqui, siendo aún cuqui, del director.

¿Qué películas has visto?

Isla de perros, la película de apertura. Cuatro años y nueve días después de estrenar El gran hotel Budapest en esta misma ciudad, en este mismo festival, Wes Anderson volvía con su última película, que ya hace cuatro años estaba preparando. Escrita con sus amigos y pareja de primos Roman Coppola y Jason Schwartzmann, dice Anderson que cuando se pusieron a escribir sobre “perros en un vertedero” y decidieron situarlo en un Japón inventado del futuro no pensaban necesariamente en una película animada, pero cuando su imaginación empezó a volar y los perros protagonistas cobraron vida vieron que la única forma de hacerlo sería con marionetas y millones de maquetas. Isla de perros es su segunda aventura en el mundo de la animación stop-motion después de Fantástico Sr. Fox, pero está claro que aprendió mucho de aquella porque la escala y el detalle con el que ha creado esta es impresionante.

Lo que disfruta Wes Anderson creando mundos en miniatura es visible en cada uno de los planos. Su amor al cine japonés, en especial al Kurosawa más urbano, es obvio y quiere que lo sepamos. Pero también hay momentos de Kubrick (ese laboratorio, esos teléfonos rojos). Miyazaki, claro, anda por ahí en espíritu. Y todo el arte japonés centenario.

La historia central de Isla de perros es la de un niño, Atari, que se marcha a buscar a su perro, Spots, enviado a Isla Basura, rebautizada Isla de perros por el alcalde Kobayashi, un hombre que odia a los perros y los culpa de infectar a toda la sociedad con sus gripes y bichos. El mundo está dividido entre “anti-perros” y “pro-perros”, pero estos últimos están silenciados por el terror a Kobayashi y los suyos, solo Atari, el profesor Watanabe y un grupo de jóvenes de un periódico estudiantil, liderados por Tracy, una estudiante de intercambio, les plantan cara. Atari, especialmente, que viaja hasta la Isla de perros dispuesto a encontrar a Spots y allí le ayudan una jauría de perros abandonados y maltrechos después de años ahí abandonados, unos perretes a los que ponen voces Bryan Cranston, Bill Murray, Bob Balahan, Edward Norton y Jeff Goldblum, así que la diversión está asegurada.

Isla de perros

Un vertedero, perros negros, un futuro distópico oscuro, ni rastro de colores pastel, y aunque Anderson insista en que inventaron una política para ese mundo, le ha quedado muy cercana a Trump, sus muros y sus discursos del terror. Es la película menos Wes Anderson y aun así es tan Wes Anderson. Solo su imaginación podría llegar tan lejos.

La imagen del día.

Bill Murray cantando el Ba, Ba, Ba, Ba Barbara Ann cada vez que decía alguien el nombre de su compañero de reparto, Bob Balahan.

¿Qué esperas de mañana?

Empezar el día con Las herederas, opera prima del paraguayo Marcelo Martinessi, continuar el día con Damsel, que no llega fuerte de Sundance (pero no siempre hay que fiarse del festivla de Utah) y acabar el día con la cruda y embarrada Black 47, del irlandés Lance Daly. Y, además, escuchar de nuevo a Bill Murray tararear a los Beach Boys, pero más de cerca.

Berlinómetro

Con una película de Competición vista es difícil empezar a hacer apuestas. Pero por qué no, Wes Anderson podría estar en el palmarés final.

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