[Berlín 2017] Alex de la Iglesia aterriza en Berlín

La prensa internacional elogia El bar, presentada fuera de concurso en la sección oficial de la Berlinale
[Berlín 2017] Alex de la Iglesia aterriza en Berlín
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[Berlín 2017] Alex de la Iglesia aterriza en Berlín

¿De qué se habla hoy en Berlín?

Se hacen pronósticos: sigue sonando Una mujer fantástica, pero lo que pueda decidir Paul Verhoeven es un misterio.

¿Qué películas has visto?

On the Beach at Night Alone, de Hong Sang-soo.

El mundo de los sentimientos es terriblemente explosivo. Especialmente, cuando tiene que ver con el desamor. Quizá por eso, el cine de Hong Sang-soo resulta tan hermoso: porque logra revelar los desgarros emocionales a partir de una cierta ligereza, a partir de una simple panorámica, de un zoom, de un fuera de campo, de una conversación.

El cine de Hong sigue pareciéndose a un juego, es un retrato ingrávido de las derivas del amor. On the Beach at Night Alone juega de hecho con el propio imaginario del director, y podría titularse perfectamente como una de sus anteriores películas, Woman on the Beach. Porque esto es precisamente lo que retrata: a Younghee, una actriz que viaja a Hamburgo para lidiar con la relación que mantiene con un hombre casado, y que en la playa y en los encuentros casuales hala al fin una suerte de sosiego.

On the Beach at Night Alone tiene todos los rasgos del cine de Hong: la división en capítulos (uno en Alemania y otro en Corea), recursos simples para momentos complejos, el alcohol como catarsis, la concepción de un amor que se habla y se discute, el cine dentro del cine… y la playa como fuga, como elemento liberador.

El bar, de Alex de la Iglesia.

“Todo es una terrible encerrona”, decía Alex de la Iglesia en la rueda de prensa de El bar, que se presentó fuera de concurso en la sección oficial de la Berlinale. La respuesta surgía con motivo del gusto que muestra el director bilbaíno por los espacios cerrados. En cierta manera, El bar tiene muchas de las señas de identidad de De la Iglesia. Especialmente, esa obsesión con los espacios cerrados: aquí, se trata de un bar, donde un variopinto grupo de personas se queda atrapado ante el temor de un francotirador que dispara a todo aquel que pisa la calle. En cierta manera, estamos en terreno de La comunidad, pues el grupo y el encierro sirven como muestra de la sociedad, como si estuviésemos ante un experimento antroplógico. También, en el de El día de la bestia, pues la lectura de la Biblia, recitada por un mendigo llamado (cómo no) Israel, termina siendo un diabólico hilo conductor. Aunque, también, si quieren, podríamos pensar en el episodio inaugural de La dimensión desconocida, titulado, Where is Everybody.

El bar, sin embargo, no tiene la punzada irónica de La comunidad. Ni el arrebato transformador de El día de la bestia. Lo mejor de El bar es su incursión en el terror más puro: un final en las alcantarillas madrileñas, cámara en mano. De repente, la comedia de trazo grueso (los chistes sobre los atentados de París o las comparaciones entre dos de las protagonistas no son políticamente incorrectos, sino burdos) y de personajes mal dibujados se convierte en un survival. Quizá, todo esto llega demasiado tarde.

La imagen del día

El mar. Encuadrado por una ventana, en la película de Hong Sang-soo.

¿Qué esperas de mañana?

Ver si la tiranía de la sección oficial y lo difícil que va a ser ver la esperada nueva entrega de las aventuras de Lobezno me permite escaparme a ver lo último de Sharon Lockhart.

Berlinómetro

Seguimos donde estábamos, con alguna variación (Hong Sang-soo). De la oficial: On the Beach At Night, Alone y Mr. Long. Del resto: Verano 1993, Call Me by Your Name y Z, la ciudad perdida.

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