Muertos vivientes y serpientes gigantes: Así sería 'Thor: Ragnarok' según la mitología

Si Taika Waititi y Chris Hemsworth hubieran sido fieles a los mitos vikingos, se habrían dejado los chistes en casa: el auténtico Crepúsculo de los Dioses es un asunto muy gore
Muertos vivientes y serpientes gigantes: Así sería 'Thor: Ragnarok' según la mitología
Muertos vivientes y serpientes gigantes: Así sería 'Thor: Ragnarok' según la mitología
Muertos vivientes y serpientes gigantes: Así sería 'Thor: Ragnarok' según la mitología

Además de tener el título más impronunciable de una película Marvel, y de haberle dado un baño de humor a la saga del dios del trueno, Thor: Ragnarok puede pasar a la historia por otro motivo: es el filme de la Casa de las Ideas en la que Chris Hemsworth y su poderoso Mjölnir abordan más directamente la mitología nórdica. Y la abordan, claro, de aquella manera. Porque si ya es complicado transcribir en la pantalla leyendas con varios miles de años de antigüedad, no digamos si, encima, se meten los cómics de por medio.

De ahí que, si uno busca la historia en los libros (bien antiguos, como la Edda Poética y el Voluspá, bien modernos, como el reciente Mitos nórdicos de Neil Gaiman), puede llegarse un susto morrocotudo. No se trata ya de que Hulk brille por su ausencia en la historia (cosa esperable, la verdad), sino que el auténtico Crepúsculo de los Dioses carece por completo de humor: si Taika Waititi hubiese querido adaptar la historia del Ragnarok de una forma más o menos fiel a las leyendas nórdicas, tendría que haberse dejado los chistes en casa para reemplazarlos por destinos ominosos, cadáveres semiputrefactos y un festín de gore en el que no queda vivo ni el apuntador.

Partamos de la base de que, como avisa Gaiman en su libro, la mayoría de las leyendas nórdicas se han perdido para siempre. El estado de las fuentes documentales es tan triste que recomponer sus historias se parece a recrear la literatura occidental a partir de las Selecciones del Reader's Digest. Pero, entre todo este marasmo, algo queda claro: los dioses de Asgard saben que algún día llegará su fin. Y la primera señal de alerta será la muerte de Balder, hijo de Odín y dios del sol. ¿Quién se encarga de cargarse a Balder? Pues nada menos que nuestro viejo amigo Loki, quien descubre que esta deidad es vulnerable al muérdago. Y, con un dardo hecho de ese vegetal, le quita la vida.

¿Por qué comete Loki tamaña villanía? Pues no lo sabemos, y ahí está parte de la gracia: al revés de lo que nos han contado Jack Kirby, Kevin Feige Tom Hiddleston, el personaje no es hijo de Odín, sino su hermano de sangre, y los crímenes que comete no se deben a sus murrias por saberse adoptado, sino más bien a que es un cabroncete con gusto por sembrar la discordia. Así pues, y aunque le deben más de un favor (como convertirse en yegua para dar a luz al caballo de Odín), los demás habitantes de Asgard deciden que han tenido bastante: destripan a uno de los hijos de Loki, usan sus entrañas como ligaduras y atan con ellas al dios en el fondo de una cueva donde una serpiente derramará veneno sobre su rostro, causándole terrible sufrimiento. Y, por supuesto, Loki se desatará. Ahí empezará lo malo.

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La primera señal de que Loki ha salido de su prisión será el Fimbulvetr,  un invierno que durará tres años. En los Siete Reinos de Poniente eso sería de lo más normal, pero un campesino nórdico no podía imaginar peor pesadilla, pues equivalía a la muerte por inanición. Durante esa era de oscuridad, el mundo se enfrentará a dos horrores abismales y primigenios… que, mira tú, también son hijos de Loki. Hablamos de Fenrir, el lobo cuyas fauces devoran el sol y la luna, y Jörmungandr, la Serpiente de Midgard, un reptil tan inmenso que envuelve la Tierra en su abrazo. ¿Podrían las cosas ponerse peor? Pues claro que sí.

Porque, como ya hemos dicho, Loki se ha liberado de su cárcel. Y, dispuesto a vengarse por todos esos siglos pringado con veneno de serpiente, ha ido a buscar a su hija pequeña, la mismísima Hela. Cuando hablemos aquí de la diosa de la muerte, olvídate de esa Cate Blanchett tan total: en los mitos, la soberana del reino de Hel tiene el aspecto de una niña... con la mitad del cuerpo sano, y la otra mitad, putrefacto. A la impía alianza se sumará el gigante Surtur, señor de Muspelheim, el reino del fuego. Y allá que partirán hacia Asgard estos alegres compañeros, con Loki navegando en un barco repleto de muertos vivientes, y construido con las uñas de esos mismos cadáveres. The Walking Dead tendría que aprovechar esa idea en su próxima temporada.

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A estas alturas del cuento, sólo falta una voz en off que exclame lo de "Round One... Fight!" en escandinavo antiguo. Pero, la haya o no la haya, lo cierto es que el choque entre los dioses y sus enemigos es inevitable. Secundados por los Einherjar (los guerreros muertos honorablemente en combate), las deidades de Asgard se lanzan a la Batalla de Vigrid, y todos van cayendo como ratas durante la misma. Odín es el primero en desaparecer, devorado por el lobo Fenrir. A su vez, el cánido es derrotado por el dios Vidar, quien le desencaja las mandíbulas con una bota gigante (?). Thor mata a martillazos a la Serpiente de Midgard, pero, tras la hazaña, muere víctima de su veneno. Tras unas cuantas masacres más, Loki cae a manos del vigía Heimdall, pero muere matando, pues lo atraviesa a la vez con su espada. Efectivamente: si Thor: Ragnarok se atuviese a las antiguas runas, su último plano sería uno de Tom Hiddleston e Idris Elba ensartándose el uno al otro.

¿Una historia deprimente? Desde luego. Hasta tal punto es así que incluso unos señores tan rudos como los vikingos se vieron obligados a endulzar su final. Porque, aún y pese a este cataclismo, algo habrá quedado indemne: se trata de Ygdrassil, el inmenso árbol (un fresno, para ser exactos) en cuyas ramas reposa la estructura del universo. Allá se habrán refugiado unos pocos dioses asgardianos, así como una mujer (Lif) y un hombre (Lifthrasir), los padres de la humanidad futura. Y llegará el momento de recomponerlo todo de nuevo... hasta la siguiente catástrofe universal.

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¿Cuánto ha aprovechado Marvel la historia del Ragnarök? Pues no demasiado, la verdad: cuando uno está interesado en sacar adelante una franquicia hasta el infinito, no es plan de cargarse a todos sus personajes de una forma tan contundente. Aun así, Jack Kirby era muy aficionado a la mitología, y sacó partido de sus personajes (empezando por Hela) para sus historietas. Es más: el artista Marvel por antonomasia podría haber aspirado a dibujar su propio Crepúsculo de los Dioses, cargándose a Thor y los asgardianos y reemplazándolos con un arco mítico de su invención (los 'Nuevos Dioses', que finalmente acabarían apareciendo en DC). 

En cuanto a los villanos de la historia, han sido enemigos habituales del dios del trueno en las viñetas, dando lugar a arcos memorables como La saga de Surtur La serpiente de Midgard, ambos escritos y dibujados por Walt Simonson en los 80. Y, en cuanto al cine... pues digamos que el fin de todas las cosas no llegará hasta que Chris Hemsworth y, sobre todo, Tom Hiddleston, decidan no renovar sus contratos con Marvel. Ese, y no otro, será el verdadero Crepúsculo de los Dioses.

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