50 años de una cult movie: 'El nadador'

Conmemoramos la película de culto dirigida por Frank Perry y protagonizada por Burt Lancaster para celebrar su 50 aniversario.
50 años de una cult movie: 'El nadador'
50 años de una cult movie: 'El nadador'
50 años de una cult movie: 'El nadador'

El término cult movie o filme de culto se refiere a una película que ha tenido una influencia generacional y un culto hacia ella. Y no tiene por qué ser una película de calidad, cosa que sí es El nadador, que entre muchos de mi generación era esa película rara en la que Burt Lancaster vagaba en bañador y de piscina en piscina.

La película, a la que Lancaster llamaba “Muerte de un viajante en bañador” y confesó que era su trabajo favorito, está basada en el fabuloso cuento homónimo de John Cheever. En principio la idea estaba pensada como novela corta, pero acabó publicada en 1964 como relato (de solo 11 páginas) en The New Yorker. Ese mismo año apareció también en una colección de cuentos llamada The Brigadier and the Golf Widow.

El relato de Cheever habla de Ned Merrill, un tipo atlético que vive en una zona pija en las afueras de Connecticut. Una mañana Ned tiene la loca idea de recorrer el valle donde vive de piscina en piscina hasta llegar a su casa. En su extraña travesía se topa con las mujeres de su vida.

Cheever, cuyo cameo vemos en una fiesta al borde de una piscina, comparó al protagonista de su relato con Narciso, personaje mitológico, pero El nadador va mucho más allá de esa referencia. El relato y la película hablan de la impostura de la clase dominante, del demencial “sueño americano” y de relacionar riqueza con felicidad. También de nuestros miedos básicos: a no ser aceptados, a engañarnos, a mentirnos, a envejecer solos, a ser olvidados. Casi nada.

50 años de una cult movie: 'El nadador'

La vida de Ned es una farsa, una existencia basada en la búsqueda del éxito y completamente vacía. En su descubrimiento, de piscina en piscina, pasa del sol y el calor a la oscuridad y el frío, de la confianza al pavor. De la aceptación social al ridículo, a la humillación. ¿Está Ned loco, trastornado? Puede. O puede que no tanto. Cada espectador decide.

El nadador no es solo una película de culto, también es una película maldita. El mayor desacierto de su producción fue el director elegido. Frank Perry, un realizador mediocre, tuvo peleas con el productor Sam Spiegel, famoso por películas como La reina de África, La ley del silencio o Lawrence de Arabia. Al final, Perry acabó abandonando el rodaje y fue sustituido por un joven realizador televisivo llamado Sydney Pollack, director que acabaría siendo uno de ellos grandes realizadores norteamericanos de los 70.

Fueron tantos los problema de la producción, que la película se rodó en el verano de 1966 (en Westport, Connecticut, lugar de residencia de Perry), pero Columbia no la estrenó hasta dos años después. El propio Lancaster recordó en una entrevista que tuvo que poner 10.000 dólares de su bolsillo para el último día de rodaje.

En la misma entrevista tachó a Spiegel de mentiroso y llegó a decir: “Estaba rabioso con él, podría haberlo matado”. Con Pollack, en cambio, se llevó muy bien y volvieron a repetir juntos en el western Camino de la venganza, estrenada el mismo año que El nadador.

50 años de una cult movie: 'El nadador'

No fue ese el único problema. El rodaje no era sencillo al tener que disponer de tantas piscinas y de tantas localizaciones exteriores en una zona de clase alta. Muchos propietarios de mansiones se negaron a dejar rodar al equipo.

Cuando se rodó El nadador, Burt Lancaster tenia 53 años y estaba en plena forma. Bueno, más bien se puso en forma para la película. Y lo hizo con un entrenador de waterpolo llamado Bob Horn. El tipo dirigió al equipo americano en 9 olimpiadas y, a sus 86 años, vive todavía. Además de nadar, para conseguir ese cuerpo (que vemos completamente desnudo y fue censurado en algunos países) Lancaster practicó levantamiento de pesas, footing, karate y aerobic. Burt Lancaster, por cierto, no fue la primera opción para hacer de Ned. Columbia tanteó antes a William Holden, Glenn Ford, Paul Newman y a George C. Scott.

La música de El nadador fue encargada a Marvin Hamlisch, al que Spiegel conoció tocando el piano en una fiesta. Esta película fue su debut en la composición de bandas sonoras, oficio para el que daría grandes trabajos como El golpe o Tal como éramos, para Sydney Pollack. Por las dos películas ganó, en una misma ceremonia, tres Oscar: el de mejor banda sonora original y canción (por el film de Pollack) y banda sonora adaptada (por El golpe).

El nadador es una buena película y una indiscutible película de culto, pero no es redonda. Su realización ya fue demasiado efectista hace medio siglo y hoy está vieja. Podríamos decir que es un trabajo a veces hasta hortera, con esos zooms y ralentizados, pero sigue siendo una película mágica. En manos de otro director quizás estuviésemos hablando de una obra maestra. ¿Y si alguien se animase a hacer un buen remake?

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