'4 latas': "La gente se hace muchas pajas mentales con el desierto"

Entrevistamos al cineasta Gerardo Olivares con motivo del estreno de '4 latas', su road movie por el desierto del Sahara.
'4 latas': "La gente se hace muchas pajas mentales con el desierto"
'4 latas': "La gente se hace muchas pajas mentales con el desierto"
'4 latas': "La gente se hace muchas pajas mentales con el desierto"

Lo primero que llama la atención de 4 latas es su manera de ir al grano. No hay grandes presentaciones de personajes, prólogos amables ni comeduras de tarro. Gerardo Olivares narra sin chorradas, y sin embargo, entre toda su honestidad confecciona una película amable, para toda la familia. Un talento que solo brota en alguien que conoce bien lo que está contando. “Este proyecto me lleva rondando la cabeza desde 1990, cuando decidí cruzar el desierto del Sahara en un Seat Panda. Estando en la frontera con Mali conocí a dos franceses (llenos de tatuajes, con unas pintas terribles) que querían vender dos Peugot 504 de segunda mano en Níger, y que con el dinero de la venta planeaban volver a Francia en avión. Descubrí que esto se llevaba a cabo muy a menudo, era una auténtica forma de vida en los 70 u 80: personas dedicadas a comprar coches usados franceses y bajarlos a áfrica para su venta. Los conocíamos con el nombre de Peugeotaris”.

Esa experiencia se mantuvo en la cabeza de Gerardo hasta ahora, mezclada con otros tantos viajes que ha hecho a lo largo de su vida por esta y otras inclementes zonas del planeta. La paisajística de la cinta es llamativa, su fotografía es algo poco habitual en una comedia ligera, recursos y transiciones normalmente llevados a cabo por segundas unidades de dirección son plasmados con mimo. “Quería que todo resultase natural. Para mí el desierto es una parte fundamental de la película. Yo me enamoré del desierto cuando fui con mi padre a los dieciséis años por primera vez. Me apasiona, no solo el del Sahara, conozco todos los desiertos del mundo menos el de Australia. Es una fuente inagotable de inspiración. Ya me pasó con La gran final, con 14 kilómetros y ahora con 4 latas”.

La cinta junta a grandes caras conocidas, como Arturo Valls, Jean Reno o Enrique San Francisco, con actores de probado talento, pero menos habituales para el gran público: Susana Abaitua y Hovik Keuchkerian. “Jean Reno fue quien me impulsó a escribir la historia. Básicamente me dijo que, si la hacía, el participaría. También escribí el personaje de Arturo Valls para él, porque somos muy amigos. El resto fue diferente, quería trabajar con alguna cara más desconocida. A mí me encanta ver una película española donde no estoy viendo al actor, sino al personaje. Eso me lo otorgaban Susana y Hovik. Del segundo soy un gran admirador y lo tenía bastante claro. El personaje de Susana fue más difícil, pero cuando llegué a ella casi no tuve ni que hacer casting, tenía algo diferente que me cautivó.”

Con su apuesta por esta instantánea quizá más interesante que atractiva, Olivares consigue que en ningún momento tengamos la impresión de estar viendo un post de Instagram de hora y media. “4 latas es un batiburrillo de géneros: comedia, drama, aventura, road movie… Y creo que ha salido así porque engloba todas las experiencias que he tenido en el desierto. Algunas muy divertidas, otras no tanto”. Y es que el desierto, según el propio cineasta, está mitificado.

“La gente se hace muchas pajas mentales con el desierto, acostumbran a evocar sus atardeceres, las sombras que se alargan y los camellos caminando entre las dunas. Todo eso existe, pero también es un lugar hostil. Digamos que cuando cualquiera viaja al desierto está el viaje que uno cree que va a hacer, el viaje que hace y el viaje que luego cuenta.” Y 4 latas, ¿cuál es de todos esos? Olivares piensa un segundo y responde entre risas… “¡me temo que es el viaje que luego cuentas!”.

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