15 musicales para la gente que odia 'La La Land'

¿Te cuentas entre quienes no tragan la película de Damien Chazelle? ¿Quieres filmes con canciones, pero sin Ryan Gosling y Emma Stone? Tenemos lo que necesitas...
15 musicales para la gente que odia 'La La Land'
15 musicales para la gente que odia 'La La Land'
15 musicales para la gente que odia 'La La Land'

El fenómeno es inquietante. Tanto, que medios tan importantes como The Guardian lo observan con preocupación, y algunos cinéfilos pueden llegar a las manos si se les pregunta de qué lado están. ¿A qué nos referimos? Pues a que, desde el pasado 24 de enero, cuando se anunciaron las nominaciones a los Oscar 2017, La ciudad de las estrellas - La La Land le salen haters por todas partes. Bien por cuestiones raciales o políticas, bien por considerarla un pobre remedo del musical clásico o por no tragar a Emma Stone Ryan Gosling (que de todo tiene que haber), a la cinta de Damien Chazelle le está cayendo la del pulpo desde multitud de ángulos.

¿Te cuentas tú entre los detractores de La La Land? ¿Estás hasta los mismísimos de encontrarte con referencias a la película del año allá donde vas? No te preocupes: CINEMANÍA tiene la solución. A continuación hallarás una lista de 15 películas musicales perfectas para ti: todas ellas son poco convencionales (rompedoras, incluso), la mayoría no recibieron un miserable premio tras ser estrenadas (salvo excepciones) y, sobre todo, en ellas no se ve una sola puesta de sol en Los Ángeles.

Empieza el espectáculo (1979)

¿Piensas que la visión de Hollywood que da La La Land es demasiado meliflua? Pues tranquilo, que aquí llega Bob Fosse para poner las cosas en su sitio. Aunque este filme (al que todo el mundo se refiere como All That Jazz) transcurre en Nueva York, sus reflexiones sobre el show business resultan del todo vigentes, con sus adicciones (al sexo y las anfetaminas), sus puñaladas traperas y sus operaciones a corazón abierto. Y sus espléndidos números, también, que por algo el director fue uno de los mejores coreógrafos de la historia.

Dr. Horrible's Sing-Along Blog (2008)

Decir que a Joss Whedon le gustan los musicales es un tímido eufemismo: basta con ver el mítico capítulo cantado de Buffy, cazavampiros para comprobarlo. Y (por si no te suena Los Vengadores) lo mismo puede decirse de los superhéroes. De ahí que, abandonado por la televisión y antes de convertirse en el golden boy de Marvel, Joss reuniera a sus amiguetes Neil Patrick Harris, Nathan Fillion Felicia Day para rodar una webserie que parodia sin piedad, pero con amor, tanto a los clásicos del cine cantarín como a los aventureros con disfraz y sus eternos enemigos.

El fantasma del paraíso (1974)

¿Quieres rock'n'roll? ¿Quieres demencia? ¿Quieres terror? ¿Quieres lentejuelas? Pues deja en paz tu dvd de The Rocky Horror Picture Show y arrímate a esta majarada, cortesía de un Brian De Palma joven, glamouroso y cabreado. Con el pretexto de realizar una versión demente y guitarrera de El fantasma de la Ópera, el futuro autor de Carrie le sacó partido a todo su arsenal de trucos (colores chillones, pantalla partida, etcétera), y también le dio un memorable papel de villano a Paul Williams, compositor de la BSO y una de las criaturas más extrañas del planeta rock.

On connait la chanson (1997)

Alain Resnais, uno de los precursores de la Nouvelle Vague, rodó este filme con 75 años de edad... y unas ganas de hacer el gamberro propias de un chaval de 15. De ahí que se saltara una de las convenciones más estrictas del musical clásico, y también de esos jukebox musicals que reúnen temas de grupos de éxito: en lugar de interpretar con sus propios pulmones las melodías de Edith Piaf, Serge Gainsbourg Jacques Dutronc, el reparto hace playback con las grabaciones originales. Y se queda tan ancho. Y el público lo goza.

El sabor de la sandía (2005)

Aviso importante: quienes se quejan de que la historia de amor de La La Land no es tan feliz como debiera, harían bien en no tocar este filme ni con un palo de tres metros. Porque el trágico romance (o así) entre una chica tímida y un actor porno, mientras una arrasadora sequía deja Taiwán en los huesos, contiene unas cantidades de mal rollo capaces de romper un corazón de cemento armado. Y, si los números musicales están filmados de la manera más desasosegante posible, más todavía. Qué le vamos a hacer: Tsai Ming-liang tiene estas cosas.

El delirante mundo de los Feebles (1994)

Qué bonito es el mundo interior de Peter Jackson, ¿verdad? Con sus elfos, sus hobbits, su amor por el cine clásico, sus animalitos de peluche que cantan canciones como Sodomía mientras se drogan como condenados... Efectivamente: mucho antes de El señor de los anillos, cuando aún era el director más grumoso de Nueva Zelanda, Jackson se marcó este pedazo de blasfemia musical a costa del legado de Jim Henson Los teleñecos, con rinocerontes camellos (no, no es un oxímoron) y vacas dominatrices. Lástima que no hicieran peluches...

La música más triste del mundo (2003)

¿Qué pasa si combinas los genes de Bertolt Brecht, David Lynch Busby Berkeley, y arrojas el pegote resultante sobre Canadá? Pues que te sale Guy Maddin, responsable de esta locura. Más allá de un ejercicio de revival, La música más triste del mundo está rodada con plena intención de parecerse lo más posible a un musical clásico de los años 30... salvo que, por entonces, no se estilaban personajes tales como una Isabella Rosellini doblemente amputada, cuyas piernas de cristal están rellenas de cerveza. Haznos caso: en su contexto, tiene sentido.

El mago (1978)

Efectivamente: se trata de esa versión afroamericana y funky de El mago de Oz producida por la discográfica Motown en 1978. Pero, ojo, porque la cosa va más allá de la simple anécdota. Para empezar, porque el director es Sidney Lumet en el proyecto más extraño de su carrera (sí, más que ese Declaradme culpable con Vin Diesel). Y, para seguir, porque la oportunidad de ver a Diana Ross como una Dorothy veinteañera y al mismísimo Michael Jackson caracterizado como el Espantapájaros es demasiado buena como para perdérsela.

Repo! The Genetic Opera (2008)

Menospreciada en el imaginario popular como "esa cosa en la que salía Paris Hilton", Repo! ha superado la prueba del tiempo. Es más: su estatus de culto está a la altura de The Rocky Horror Picture Show, que ya es decir. ¿A qué podría deberse eso? Pues a una banda sonora por encima de la media, a una ambientación entre lo ciberpunk y lo asumidamente cutre... y a que la idea de un mundo futuro donde tus órganos internos pueden ser hipotecados (y embargados) resulta inquietantemente verosímil.

La felicidad de los Katakuri (2001)

Lectores de estómago sensible: tenemos malas noticias: La felicidad de los Katakuri es un musical japonés. Y, más todavía: es un musical de Takashi Miike, la misma mente enferma que nos dio Ichi the Killer, Audition y la película de Phoenix Wright. Este filme sobre una familia (los Katakuri del título) que se hace cargo de un hotel de montaña, sólo para ver cómo sus huéspedes van muriendo irremisiblemente, bate un récord en la historia del músical: el de cadáveres enterrados en el mismo jardín.

Corazonada (1981)

La mala pata de esta película es, más que histórica, épica: hablamos del trabajo que hundió la carrera (y las finanzas) de Francis Ford Coppola, propinándole el golpe de gracia a un Nuevo Hollywood ya casi cadáver tras el fracaso de La puerta del cielo. ¿Algo más? Sí: que Corazonada es una película única y maravillosa, tanto por las canciones de Tom Waits como por la minuciosa reconstrucción de Las Vegas (fotografiada, ahí queda eso, por Vittorio Storaro) que Francis llevó a cabo en un estudio y pagándola de su bolsillo.

Rock & Rule (1983)

Los musicales rockeros (que no las películas con grupos de rock) son una especie trágicamente en extinción. Asimismo, en esta lista aún no ha aparecido un título de animación. Menos mal que esta joyita, el primer largo de animación canadiense, viene en nuestro auxilio: más ochentera que una chaqueta de Armani con hombreras, Rock & Rule cuenta con una historia de fantasía entrañablemente tontorrona... y con un reparto vocal en el que figuran Iggy Pop, Lou Reed Deborah Harry (Blondie) cantando y componiendo.

Were the World Mine (2008)

Entre las numerosas críticas que ha recibido La La Land se hayan las que le reprochan la ausencia de personajes gays en el reparto. Así pues, Were the World Mine viene que ni pintado para rellenar ese hueco. ¿Por qué? Veamos: imagina que eres un adolescente homosexual que no se come un rosco. Imagina que te toca actuar en una función escolar de El sueño de una noche de verano, a resultas de la cual adquieres el poder de cambiar la sexualidad de quienes te rodean. Y, para rematarlo, añade canciones. ¿Lo entiendes ahora?

Las señoritas de Rochefort (1967)

Leyendo acerca de La La Land, seguro que te habrás topado hasta la saciedad con el nombre de Jacques Demy. Y, concretamente, con Los paraguas de Cherburgo (1964). Pero no te confundas: si bien esa película es una deconstrucción de los clásicos del musical, es en Las señoritas de Rochefort donde Demy homenajeó sin ironías a su género favorito. Por si la presencia de Gene Kelly George Chakiris (West Side Story) no fuera suficiente, la película presenta a Catherine Deneuve y su hermana Françoise Dorleac como las dos señoritas del título.

New York, New York (1977)

De un mes a esta parte, sospechamos, Martin Scorsese acostumbra a mirar al cielo, acordarse de esta película y suspirar con italoamericana resignación. No sólo porque recuerde su desastroso rodaje, o cómo su amorío con Liza Minelli le costó la salud. Ni tampoco porque la película se estrenase justo el mismo día que Star Wars, quedando condenada al fracaso comercial. En cuanto al hecho de que Frank Sinatra se adueñase de la canción titular, ya no le reconcome a estas alturas. La cuestión es que New York, New York trata sobre un chico y una chica (él es Robert De Niro) atrapados entre su apasionada relación y la ambición que les lleva a triunfar en el mundo del espectáculo. Qué cosas, ¿verdad?

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