10 horas de nieve y whisky: la cogorza imperial de Harrison Ford en 'El Imperio contraataca'

Para llegar a los decorados noruegos del planeta Hoth, el intérprete de Han Solo vivió un viaje de pesadilla. Menos mal que tenía bebida a mano…
10 horas de nieve y whisky: la cogorza imperial de Harrison Ford en 'El Imperio contraataca'
10 horas de nieve y whisky: la cogorza imperial de Harrison Ford en 'El Imperio contraataca'
10 horas de nieve y whisky: la cogorza imperial de Harrison Ford en 'El Imperio contraataca'

Con efectos especiales aún más mastodónticos que los de la primera Star Wars, un George Lucas muy revolucionado y un reparto al que empezaba a írsele la pinza, el rodaje de El Imperio contraataca no fue precisamente sencillito. Y pocas anécdotas lo ponen más de relieve que aquella narrada por Harrison Ford en Star Wars Icons, un nuevo libro sobre las entrañas de la saga galáctica. Resulta que, para llegar al plató en Noruega que representaba el helado planeta Hoth, el intérprete de Han Solo pasó por una ordalía que incluyó un larguísimo viaje… y whisky suficiente como para tumbar a un wookie.

"Me llamaron diciendo que tenía que ir para allá de inmediato, de un día para otro, y estar listo para empezar a rodar", cuenta el actor. "Tenía que llevarme mi vestuario conmigo. Salí del avión en Noruega y allí había un tío con un cartel con mi nombre. Me metió en su coche. No hablaba una palabra de inglés. Sacó mi equipaje del maletero y la metió en la estación. Seguí a mi bolsa, me senté en un banco y ahí nadie hablaba inglés. No tenía ni idea de a dónde iba ni de cómo iba a llegar ahí". 

La peripecia de Ford prosiguió con un intento de hacerse entender con el jefe de estación… y el descubrimiento de que debía viajar hacia el plató en una locomotora quitanieves, puesto que las vías del tren estaban copadas. El viaje siguió, siguió y siguió, hasta que el actor y su nuevo chófer se dieron cuenta de un 'pequeño' detalle: "Habíamos viajado tres horas  en la dirección equivocada. Entonces dimos la vuelta, volvimos atrás durante tres horas y entonces seguimos hacia nuestro destino. [El viaje] duró cerca de diez horas, si no recuerdo mal". ¿En qué estado llegó el actor? Pues hecho un corelliano: "A oscuras, empuñando una botella vacía de whisky escocés, que había compartido con el maquinista, que tampoco hablaba inglés. Salí de un túnel y marché a través de la nieve hacia el hotel donde estaban los actores y el equipo". 

Así pues, ya sabemos por qué el capitán Solo se tomó con tanta filosofía lo de acabar en carbonita. Y no lo decimos solo por haber pasado tanto tiempo helándose de frío en la locomotora, sino también por el resacón.

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