CINEMANÍA nº267

Star Wars: Los últimos Jedi
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LA MADRE DE TODAS LAS SAGAS

1 EL JEDI ERA ELLA. “No te pases, Cary”. Fue Howard Hawks el que le convenció de que habría sido un exceso. Salvó así la reputada carrera de Cary Grant, que no necesitó impostar su personaje en La novia era él para triunfar. Con la distancia que va de una screwball comedy de 1949 a un culebrón galáctico, J. J. Abrams también insistió a Daisy Ridley para que fuese ella misma, no una versión testosterónica de Rey. Sin disfraz ni (todavía) instrucción Jedi, compone la combinación aventurera fetén. Por un lado se ha hecho con los mandos del Halcón Milenario, por el otro ha encontrado la mano que le guíe en el manejo de la espada láser, aunque se admiten apuestas de hacia dónde puede ir la película, la trilogía y, ojo, la siguiente terna que ya se anuncia con el director de Los últimos Jedi al frente. Rey ha unido en su personaje a Han Solo y Luke Skywalker. El Lado Oscuro acecha. La Fuerza le acompaña. El súmmum.

2 FEMENINO PLURAL. Mientras continúa el goteo de escándalos por abusos sexuales desde diferentes escalas de poder en Hollywood, surge una nueva esperanza que ilumina la Galaxia. La nuestra, y la que Disney decidió retomar convirtiendo a George Lucas en el jubileta más buscado, el conferenciante más venerado del marketing cinematográfico. La productora Kathleen Kennedy, valedora de Spielberg en sus mejores filmes, de Indiana Jones a La lista de Schindler, y una de las mujeres con más influencia en la industria, ha dado un volantazo hacia el futuro. A la espera del Episodio IX en el que J. J. Abrams regrese a primera línea de fuego, ella está dando la cara con una justa feminización de Star Wars que continúa a buen ritmo. El protagonismo de Rey, la legendaria presencia póstuma de Carrie Fisher con todo el aura de Leia, la personalidad de Gwendoline Christie, la tradición de Laura Dern, la fuerza de Lupita Nyong’o y la juventud de Kelly Marie Tran, Billie Lourd y Veronica Ngo completan una propuesta que pone en valor y actualiza el papel de la mujer en un cine comercial que tradicionalmente le dio la espalda. Marcia Lucas, alma máter galáctica en la sombra, consejera nunca bien reconocida y montadora de la primera trilogía, tiene que estar muy contenta. Ahora es su ex marido George el que no acaba de encontrar su sitio. Hasta luego, Lucas. Así le despide el gran Yago García en el reportaje, por la gloria de nuestra madre y, de paso, del gran Chiquito de la Calzada que en paz descanse.

3 SMOKE SELLERS. El mito sobrevenido de la saga galáctica oscurece arteramente la intrahistoria de su gestación como artilugio con tintes de enredo familiar a lo soap opera. Incluso antes de convertirlo en un artefacto mercadotécnico, de usar la cláusula de explotación del merchandising hasta llenar de muñequitos y productos oficiales los hogares de medio mundo, Star Wars era ya un prodigio que reivindicaba a Flash Gordon, a Kurosawa (con el viejo Shakespeare metido en sus peleas de samuráis) y al cine bélico aéreo, de Alas a La batalla de Inglaterra. Todo muy inteligentemente mezclado y agitado en la coctelera de los efectos especiales, y sin necesidad de hacer bandera de ello. Hoy hasta las referencias de las películas son objeto del marketing: Rian Johnson reconoce haberse fijado en tres filmes para marcar la línea Maginot creativa de este Episodio VIII. Y Flash Gordon empieza a quedarnos muy lejos. Parece que se ha aprendido muy bien el cuento lucasiano: se ha inspirado en Almas en la hoguera (1949) un filme de la II Guerra Mundial dirigido con prosopopeya por Henry King y ambientado en un bombardero al que llega Gregory Peck para levantar la moral de su tripulación. También en una película japonesa de 1964, Sanbiki no samurái (Tres samuráis fuera de la ley), dirigida por Hideo Gosha, uno de los grandes del chanbara, el así llamado cine de samuráis, el género de los combates de espadas. Y por último, una rareza genial. Para cuadrar el tono estético ha escogido el filme soviético Neotpravlennoe pismo (La carta nunca enviada) de Mikhail Kalatozov, una joya de 1960 del director de la mítica Cuando pasan las cigüeñas, protagonizadas ambas por Tatiana Somoilova, la Brigitte Bardot soviética. Este filme de aventuras con un punto existencialista y una mujer al frente le pone muy alto el listón a Rey, la heroína de Star Wars. Puede que las tres referencias suenen a truquito pretencioso para simular hondura, pero, qué diantres: si nos tienen que vender humo, y muñequitos, que se lo curren siempre así.

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