CINEMANÍA nº259

Especial Superhéroes
CINEMANÍA nº259
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EL UNIVERSO EN UNA TDK DE 90

1 AMORES, LÍOS Y CASSETTES. Que sepamos a ciencia cierta, el ser humano tiene tres superpoderes. Con muy mala fama, eso es verdad. Minusvalorados a veces, poco asimilados en ocasiones, olvidado alguno de ellos. Tres superpoderes, tres: la capacidad de amar es una. Vale. Sí. Bien. Es una de esas fuerzas indomables que, como los inventos de Doraemon, se puede volver fácilmente en nuestra contra según cómo se use, pero vaya, no está mal: si no montañas como la fe (sería el cuarto superpoder, como la prensa, por eso también es difícil ver su fuerza real), el amor mueve el cotarro y las lía macanudas de cuando en cuando. El segundo es la capacidad innata de meterse en berenjenales, muy vinculada al primero, como todos hemos comprobado alguna vez en la intimidad. Y el tercer superpoder, completamente preterido, sólo rescatado ahora por el empujón de unos cuantos nostálgicos con mucha imaginación es el de grabar cintas de cassette, o casete, que admite la RAE, para regalar. Los tres superpoderes condensados en un solo acto heroico. No digamos si encima a uno le adornaban capacidades artísticas como para dibujarse una carátula con colorines y tipografías que harían temblar al autor de la Comic Sans: el mejor street art se forjó en esas listas en cartulinas rayadas y hasta con esas pegatinas minúsculas de amanuense con las que adornábamos nuestra selección. Ahí iba nuestra vida entera.

2 BIC REWIND. Hasta finales de los 90, aunque se han producido avistamientos furtivos de héroes que aún utilizan cintas magnéticas en pleno siglo XXI, el mundo se dividía entre los que habían grabado una cassette con sus canciones favoritas para consumo propio o para sus seres queridos y los que no. De ese medio mundo entrampado con las cintas, una mitad decía LA cassette y la otra EL cassette (como en la canción del güsqui de Cheli). No hay datos sobre el uso de los bolis Bic para rebobinar.  El walkman retro de Peter Quill en Guardianes de la galaxia abrió la veda al ritmo del bailecito de Chris Pratt con el Come and Get Your Love de Redbone, un hit del 74 ante el que es imposible que nuestra espina dorsal no quiera gritar aquí estoy yo. Aquello no fue sólo un detalle. El espíritu de la cassette estaba en el meollo de la película: el Awesome Mix Volumen 1 del carismático Indiana Jones galáctico que Marvel se sacó de la manga en 2014 era una joya que ahora regresa con el Vol. 2 que anuncia desde el tráiler el Fox on the Run de los británicos Sweet, melenudos mucho menos dulces que su nombre, y se confirma con ese aura a lo Rebeldes (con el blanco y negro de La ley de la calle, que tanto monta) de Coppola en portada. La esencia de esta moda desactualizada no es la tracklist de temazos, algo que desde American Graffiti (pionero George Lucas, también en vender cintas) al cine de Scorsese y Tarantino, pasando por Dirty Dancing, ya hemos mamado varias generaciones. Lo que se mantiene eternamente es el gesto de grabar algo para que dure para siempre y compartirlo (o no): un universo en una cajita de plástico que todavía, que nos aspen, no sabemos cómo podía sonar tan bien y evocar tanto misterio. Del invento ese del averno que logra que el radiocassette del coche lea CDs ni hablamos.

3 RECONVERSIÓN INDUSTRIAL. En Springfield (Missouri), sigue en pie una fábrica de cassettes. La última del mundo. Esto no es una broma de Homer Simpson en la barra de Moe: esa empresa es rentable. Ah, los tiempos de la Tokio Denkikagaku Kogyo Sociedad Limitada. Cuantas alegrías nos dio la TDK. Hoy aquella compañía, la mejor opción calidad-precio de la época para grabar y regrabar encima, ya no patrocina al equipo de básket de Manresa ni fabrica cintas de audio y vídeo. Hace componentes electromagnéticos: inductores, transformadores, biosensores. Cero glamour. Un bajón. Pero volvamos a Springfield: allí se ha hecho fuerte la National Audio Company, la última factoría de cintas. Compraron maquinaria supuestamente obsoleta de otras empresas, crearon el sello Cassetro para duplicar profesional y legalmente cintas y fue el punto de apoyo de Marvel: para Guardianes de la galaxia grabaron en cinta los temas que se escuchan en el Walkman desde la magnética escena inicial. Esta es otra prueba de que, para superhéroes, nosotros. Los cinemaníacos, cuando una película merece la pena, además de los poderes que adornan a los humanos, podemos incluso salvar una industria. Ahora nos ha dado por las cintas, pero ahí seguimos, sosteniendo el cinematógrafo.

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