CINEMANÍA nº 236

'Vengadores: La era de Ultrón'
CINEMANÍA nº 236
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DIRECTOR´S CUT: Cantad, cantad, malditos

1. THE FARM.  All Together Now. Un caso clínico, y me pongo filológico: la banda sonora de nuestras vidas. Se dice mucho. Demasiado. Como si estuviésemos tarareando mentalmente todo el santo/puto día, alienados, desvalidos, perdidos. Como si fuésemos un poco tontorrones, también. Por ahí, la expresión apesta.

Pero, por otro lado, hay algo que me gusta en ese sintagma manidísimo, baqueteado, masticado y estirado como un chicle, frase de titulares para ser masticada por tierra, mar y aire analógica y digital: habla de música, sí, pero también, disimuladamente, iguala nuestras vidas al cine, nos coloca como protagonistas de nuestra propia película. Bien.

Nada tenemos de titánicos, pero este mes nuestra película de cabecera es la película más grande de superhéroes (hasta la siguiente) de la historia. Sin haber visto aún Vengadores: La era de Ultrón (al cierre, sólo nuestra neoyorquina de cabecera, Irene Crespo, tuvo esa suerte), un tema nos viene a la cabeza: el All Together Now noventero de The Farm. Un one hit wonder de libro. Vengadores, reuníos y tal. Claro que algún malvado preferirá el tema infantil de los Beatles para El submarino amarillo. Por fastidiar, o porque al menos sale en la película animada de los melenudos. Por supuesto, lo que nos gustaría en CINEMANÍA es tener tanta clase como para trabajar al ritmo del Grand Choral de Georges Delerue en La noche americana (la revista, necesariamente, nos saldría mejor; todavía mejor), pero somos de la generación que asocia las escenas a canciones. Somos víctimas, daños colaterales, del pop. De ahí que más que banda sonora, tenemos playlist cinemaníaca, desordenada y azarosa, inagotable y apasionada. Así, como somos nosotros. Vosotros incluidos.

2. SAM COOKE. Chain Gang. En un trabajo de amanuenses, de esos que antes de estudiar cantaban gregoriano, hemos intentado quitar lo cursi de esta selección vital, pero no hemos podido sustraernos a un puñado de clásicos populares à la Fernando Argenta ni tampoco eludir unos cuantos hits de musicales. Olvidamos Cantando bajo la lluvia voluntariamente. Porque todos pensábamos que todos los demás la escogerían, y así teníamos más espacio para añadir nuestras elecciones privativas, nuestro renglón de gloria. Así son las listas, y lo sabéis: divertidas, pero unas fábricas de pedantería de tomo y lomo. Por eso nos gustan tanto. Y mientras escogíamos, mirábamos de reojo las listas de los demás para no (¡horror!) coincidir y editábamos los textos llenos de curiosidades, sonaba Sam Cooke y su Chain Gang, así, como diciendo: qué duro es esto, todo en un ridículo intento de autojustificar que trabajábamos a destajo cuando en realidad estábamos viendo películas, escuchando canciones y escribiendo sobre ellas. Periodismo cinematográfico. Ya se sabe: peor sería trabajar.

3. JOURNEY. Don’t Stop Believing. “Es mucho menos complicado de lo que la gente se cree”. Y eso, bien lo sabe David Chase, es lo más difícil de todo. La canción escogida para el final de Los Soprano debería estar en cualquier lista de temas musicales que marcan una obra audiovisual. Como el Tourmalet, está hors catégorie. Porque nadie puede negar el puesto de privilegio en el olimpo de la ficción que ocupa la serie, porque ese final no puede dejar a nadie indiferente aunque en realidad parece que discurra la nada entre aros de cebolla, porque el tema de Journey es de 1981, justo cuando se abre esa década en la que la música pop entró en el cine de consumo masivo como Almanzor y porque lo que nos dicen, y nos lo dicen cantando, es que nunca dejemos de creer. En la música, en el cine, en la vida y, sobre todo, en esa mezcla perfecta de las tres cosas: en Tony Soprano.

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