CINEMANÍA nº 233

El destino de Júpiter
CINEMANÍA nº 233
CINEMANÍA nº 233
CINEMANÍA nº 233

DIRECTOR´S CUT: Je suis Matrix

1. DON ERRE QUE ERRE.  El lunes siguiente al estreno de Matrix en los cines entraba yo por la puerta de CINEMANÍA, entonces en la Gran Vía madrileña, con vistas a la Casa del Libro y a Doña Manolita, las dos Españas en una sola postal. Parecía Paco Martínez Soria en La ciudad no es para mí Reloaded. No recuerdo que mis maletas tuviesen ruedas aún y en lugar de gallinas traía conmigo desastrosos (o voluntariosos, que es peor) artículos publicados en la prensa regional y ensayos cinéfilos cursis (ni siquiera eran fanzineros), despojos de la era preblog que nadie, y mucho menos para aquella entrevista para conseguir un trabajo, iba a leer jamás. Bajo el brazo, el último ejemplar de la revista, llena de post-its, subrayada, memorizada, con el staff en la cabeza para poner cara (Google images no era lo que es hoy) a los redactores y críticos cinematográficos que admiraba. En la sala de espera, justo antes de conocer al director (Javier Angulo, genio y figura), tuve una revelación a lo Walter Mitty: Keanu Reeves, convertido en el Mesías de los hermanos Wachowski, cuerpo y sangre de trilogía, me miraba desde aquella portada de 1999 con esa cara postiza que siempre tuvo: “¿Pero tú dónde vas, chaval?”.

2. CUERPO Y ALMA. Un avezado crítico de esta revista sigue esperando que Speed Racer se convierta en obra de culto, hay varias religiones que se están planteando seriamente alquilar algunos trajes de El atlas de las nubes, pero ninguno de esos pastiches acabó de convencer al público. Muchos años después, vuelven los Wachowski a la portada (hicieron triplete con los exitazos de Matrix), aunque sea a través de los rostros de Channing Tatum y Mila Kunis, encabezando un reparto que demuestra que todavía tienen gancho, y presupuesto. Un respeto para Lana y Andy, que aunque tienen pinta de estar más cerca de resucitar a Ed Wood que de volver a revolucionar el mundo de la ciencia-ficción comercial (ambos extremos son igualmente apetecibles para alcanzar la posteridad), mantienen ese aura entre lo genial y lo Demis Roussos que les hace interesantes en cuerpo y alma. Por si acaso, en la recámara purista tenemos a Michael Mann, uno de los grandes, el mejor director de thriller vivo que, sin embargo, siempre parece vivir mediáticamente a la sombra de otros cineastas menos dotados. Incluso después de una joya como Enemigos públicos, el director de Heat, El dilema, Collateral y Corrupción en Miami ha tardado 6 años en volver a dirigir. Y eso sin tener ni una sola mancha en su filmografía. Otra vuelta que celebrar.

3. CHARLIE HEBDO. Lo más cerca que hemos estado nunca de parecer Charlie son esas críticas a películas que han hecho levantar el teléfono a insignes productores con argumentos de la Ndrangheta y han soliviantado a directores que alguna vez pensaron que la calle del cine español era suya. A veces han llegado cartas. Quejándose, sí, e insinuando represalias, también. Nunca contienen explosivos, pero cuestionan que un crítico o redactor de esta revista pueda escribir lo que piense de una película. Peligroso. Salvando las distancias, ahí están nuestras viñetas. Y ahí seguirán estando, porque seguimos escribiendo lo que nos parece mejor sobre el cine que vemos. Aunque algún integrista habrá que piense que es en este numerazo donde rescatamos el espíritu más provocador y pida censura a nuestro repaso procaz a las 50 escenas de sexo sado más atrevidas de la historia del cine. Para solaz de cinemaníacos, la revista está perfectamente preparada, pues, para disfrutar de esta temporada de premios (esa expresión me remite extrañamente a la película Temporada de patos), de los Goya a los Oscar, perfecta para hacer como los protagonistas de aquella película del mexicano Fernando Eimbcke (uno de mis cineasta favoritos): echarse a la bartola y dedicarse a disfrutar de las mejores películas y de la libertad de expresión. Aquí nos las den todas.

Mostrar comentarios

Códigos Descuento