Dalibor Matanic enlaza tres historias de amor y odio en la Croacia herida por la guerra y los conflictos vecinales a lo largo de las décadas. Y en 1991, 2001 y 2011, el romance entre un hombre croata y una mujer serbia ha sido una cuestión espinosa.
O cómo dar una vuelta de cuatro siglos y 6.590 kilómetros (los que van de Verona a Manhattan) a un clásico de la literatura consiguiendo que siga siendo reconocible pero, a la vez, no se parezca a nada visto antes.
El checoslovaco Jirí Weiss ganó la Concha de Oro en San Sebastián con esta adaptación de una novela de Jan Otcenásek ambientada en la ocupación nazi, donde un estudiante esconde a una muchacha judía de la que se enamora.
Nueva York en los 80: un chaval de Little Italy y una chica de Chinatown se enamoran. ¿The Warriors + Shakespeare? Más que eso: religión, familias enfrentadas, asfalto mojado y luces nocturnas. Puro Abel Ferrara.
Cuando James Gunn trabajaba en la Trama, se sacaba de la manga guiones tan festivos como esta barrabasada de bajo coste y alto descaro dirigida por el pope Lloyd Kaufman con un 69% más de chistes verdes que la obra original.
Si El rey león llevó Hamlet a la sabana, su primera secuela directa a vídeo hizo lo propio con Romeo y Julieta contando el romance entre Kiara, la hija de Simba y Nala, y Kovu, un macho de una manada fiel a Scar.
Con 21 años, Angelina Jolie fue la virginal hija de los Malacici, inmigrantes florentinos con restaurante italiano en el Bronx. Cuando la desflora el hijo de los sicilianos Capomezzo, la enemistad entre ambas familias crece, claro.