Carlos Marañón Fútbol y cine
OPINIÓN

Un Espanyol de película (III)

Un Espanyol de película (III)
Un Espanyol de película (III)
Un Espanyol de película (III)

[Viene de...]

Rivalidad en Sarrià

Unos años antes de ese fichaje por el Real Madrid que dejó a los cuatro gatos Periquitos abandonados a su suerte, Ricardo Zamora, en el esplendor de su etapa blanquiazul, convertido ya en uno de los héroes de Amberes (la medalla de plata de la selección española en los JJ OO de 1920) e ídolo de cromos y portadas de diarios y revistas gráficas, rodó una película, la tercera constatada de temática futbolística en España tras Clarita y Peladilla en el Football (Benito Perojo, 1914) y Falsa noticia de fútbol (corto animado de 1932, dirigido por K-Hito). El guardameta del Espanyol fue el protagonista en 1926 de un vodevil en el que su nombre era el reclamo para el público: Por fin se casa Zamora, dirigida por José Fernández Caireles, y en la que interpretaba a un futbolista que va a casarse por poderes con una prima de América, con el consiguiente miedo al no conocer a la novia más que por fotografía. El Divino siguió siendo un buen partido incluso ya retirado, cuando surge la propuesta de rodar ¡Campeones! (Ramón Torrado, 1943) con 42 años. Pero ese largometraje futbolero (el primero de esta temática en el cine español de ficción) lo rodó siendo el exitoso entrenador del Atlético Aviación (actual Atlético de Madrid), equipo al que homenajea la película.

El cine español de la primera mitad del siglo XX no dedicó muchas más películas al fútbol, con la excepción de El sistema Pelegrín, con Fernando Fernán Gómez, que, aunque fue rodada en Barcelona, alrededor de los estudios Iquino, no incluía referencias a los clubes de la ciudad. Pero en 1954 llegó la película total sobre el fútbol español: Once pares de botas. Dirigida por Francisco Rovira Beleta y producida por Cifesa, el filme fue un intento de acercar el fútbol a la audiencia cinematográfica, y para ello contaron con la presencia activa de míticos futbolistas, entre ellos los blanquiazules Marcet y Teruel. Ambientada en Barcelona, el Real Club Deportivo Espanyol era clave en el proyecto: basada en una historia del seguidor españolista Luis Trías de Bes (el apellido marca), el equipo que protagoniza la ficción, el Hispania Club de Fútbol, que vestía a rayas (aunque el blanco y negro no permite determinar si eran blanquiazules) era un trasunto de nuestro club. El crítico cinematográfico Edmond Orts cuenta que la anécdota con la que comienza el fichaje del protagonista, el delantero Ignacio Ariza (interpretado por José Suárez [en la imagen principal de esta entrada del blog]), en la que la hija del presidente del Hispania se adelanta a Espanyol y Barça para recoger al futbolista dos estaciones antes de que su tren llegue a Barcelona, es la táctica que dicen que usó Samitier para adelantarse al Espanyol en el fichaje de Kubala, quien también interesaba a los periquitos cuando viajaba por España jugando con el Hungaria, equipo de exiliados húngaros. [Continúa]

Un Espanyol de película (I)

Un Espanyol de película (II)

Un Espanyol de película (IV)

Un Espanyol de película (V)

Un Espanyol de película (y VI)

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