OPINIÓN

'The Son': Pierce Brosnan (sin despeinarse) en el salvaje Oeste

'The Son': Pierce Brosnan (sin despeinarse) en el salvaje Oeste
'The Son': Pierce Brosnan (sin despeinarse) en el salvaje Oeste
'The Son': Pierce Brosnan (sin despeinarse) en el salvaje Oeste

Siempre es un placer ver en pantalla a Pierce Brosnan, con esa elegancia innata. ¿Cómo encajaría en una serie ambientada en el Oeste? En efecto, el actor irlandés no se despeina aunque amenace a un mexicano sedecionista a punta de pistola. James Bond ha llegado al sur de Texas. No brinda con Martinis sin remover si no que fuma en pipa y bebe julepes cargados que le prepara su joven nieta a lo Don Draper con su hija. Sin embargo, bajo esa apariencia noble y familiar, Brosnan esconde a un tipo determinado a hacer lo que sea (incluso matar) con tal de que su negocio no se vea afectado por cuatreros que diezman su ganado.

The Son (que emite AMC en España) nos devuelve a Pierce Brosnan a televisión (tras la frustrada versión de Un saco de huesos, de Stephen King), en un drama épico que habla del nacimiento de América a través de los McCullough, una familia dedicada al ganado, una empresa en decadencia, que está dispuesta a invertirlo todo en el floreciente negocio del petróleo. Frente a los McCullough, los García, una familia de mexicanos cuyo patriarca está interpretado por Carlos Bardem. A lo largo de 10 episodios veremos cómo entre Eli McCullough y Pedro García nace la discordia, a pesar de que, en un principio ambos rechazan a aquellos mexicanos insurrectos que luchan porque Texas vuelva a ser de México y no de los gringos.

Ver al carismático Pierce Brosnan, insisto, es una delicia, cómo alterna el lado más bondadoso, el que demuestra en familia, con el lado más violento y despreciable con tal de defender lo suyo (aunque tampoco es Heisenberg, para entendernos). El episodio comienza con su cumpleaños, algo simbólico, pues Eli nació el mismo día que la República de Texas (y la excusa perfecta para ver a 007 con esmoquin y pajarita). A eso hay que añadir la música envolvente de Nathan Barr (The Americans), los luminosos paisajes naturales y la intriga por saber qué ocurrió con el joven Eli cuando fue raptado por los indios Comanches y si de ahí viene su innata capacidad de supervivencia.

Sin embargo, varios detalles hacen que The Son no sea tan original en televisión como pretende, y su narración resulta entretenida, pero sin llegar a atrapar, en parte por el simplón estilo en la narración o esas subtramas algo superficiales como la relacionada con el posible amor entre los hijos de ambos clanes.

En 2012 Hatfields & McCoys resumía en tres episodios el enfrentamiento real entre las familias que daban título a esta miniserie con la que Kevin Costner ganó el Globo de Oro y el Emmy, y en la que el fallecido Bill Paxton interpretaba a su peor enemigo. Ocurría años después de la Guerra Civil en la frontera entre Virgina y Kentucky, y da la sensación de que The Son pretenda ser el relevo de aquélla, un listón, tal vez, demasiado alto. Quien busque algo parecido o un recuerdo de Deadwood que se olvide. The Son –que cuenta, por cierto, con el indio de Fargo– es un vehículo para el lucimiento de Pierce Brosnan –mucho mejor que la primera opción, que fue Sam Neill–, así que los fans del actor, contentos. Que somos muchos.

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