The Strain, vampiros nazis, pelucas y un misterioso eclipse

Cuatro estrena The Strain, la serie creada por Gillermo del Toro para FX a partir de su trilogía de novelas de terror, que firma junto a Chuck Hogan, conocida como La trilogía de la oscuridad: Nocturna (ocupa la primera temporada de 13 episodios), Oscura (vendría a ser la segunda, aún sin rodar) y Eterna (previsiblemente dividida en dos o tres entregas).

¿Otra de vampiros? ¡No!

Guillermo del Toro consigue con su adaptación un The Walking Dead con chupasangres que dan el mismo miedo, con un aspecto muy Nosferatu. “Guillermo quería que llegásemos al límite”, comenta Steve Newburn, el supervisor de los efectos especiales de The Strain. “Vemos una transformación lenta, desde el maquillaje, como si tuvieran gripe, hasta las prótesis y algunos elementos digitales”.

Al contrario que los lentos zombies, en The Strain los vampiros corren, trepan, saltan y siguen las órdenes de El Amo, el megadrácula televisivo, asociado durante un tiempo a la Alemania nazi (los flashbacks en un campo de concentración le dan enjundia a la trama). "El amor es la única fuerza que no puede ser explicada. El amor es nuestra gracia y nuestra perdición". No olvidéis el mantra de The Strain...

Corey Stoll, pelucón

The Strain comienza con un avión, que para eso produce Carlton Cuse. Tanto Perdidos como Fringe arrancan así. Los pasajeros resultan misteriosamente infectados y la contaminación pronto se propaga por una Nueva York cuyas calles recorremos, porque la ciudad también es protagonista junto al grupo que descubre el origen de la catástrofe. Para acabar con los monstruos invasores, entre otros, está el escéptico Corey Stoll (House of Cards), con peluca, eso sí (en la Comic-Con ironizó con el tema poniéndose una peluca en el panel de la serie); su compañera hispana, Mia Maestro; un ambiguo Sean Astin (El señor de los anillos) y la espada de un prestamista judío (David Bradley) que no deja vampiro con cabeza. Entre los secundarios, ojo al émulo de Marilyn Manson, un rockero chulesco infectado (Jack Kesy) y de Perdidos os sonará Kevin Durand, un exterminador de ratas (y de lo que le echen).

El eclipse maldito

El anuncio de un eclipse ("el eclipse es la señal para la happy hour") complicará todo el asunto a unos héroes movidos por un bien común, sí, la supervivencia de la raza humana, pero también motivados, como ocurre en series como Les Revenants, por entender la resurrección de los suyos. Es decir, nada de comedia, un género con el que tentaron a Guillermo del Toro en un inicio, tal y como comenta en una entrevista en El País. "Quería que fuera una serie porque quiero contar una historia sin prisas, más arriesgada y que pueda cambiar de tono en cada temporada", añade. El director mexicano se une a otros realizadores que han elegido el terror en sus proyectos televisivos, como son los vampiros de Robert Rodriguez en Abierto hasta el amanecer o Juan Antonio Bayona como director de los dos primeros episodios de Penny Dreadful.

Diferencias con el libro

Dutch Velders es una hacker que ha sido creada especialmente para la serie y que no aparece en los libros. Ruta Gedmintas (Los Borgia) interpreta a esta mujer rebelde, con mucho en común con la Lisbeth Salander de la saga Millenium. Al igual que otra nueva hacker televisiva, la Cameron de Halt and Cath Fire, Dutch es ambiciosa, meterá en un principio la pata pero rápidamente se unirá al grupo de supervivientes. Aparece a partir del episodio 4.

En la primera temporada no conocemos detalles de El Amo que en el libro Nocturna sí se explican, como que en un inicio eran siete Maestros, hubo un cisma y el séptimo anciano los traicionó comenzando una guerra de vampiros o "strigois". En la imagen, portada del libro y del cómic.

Bola extra: la intro sangrienta puede recordar a los títulos de crédito de la película John muere al final.

Bola extra 2: los vampiros de The Strain no son como los de las películas. Los crucifijos y el agua bendita no les afecta, tal vez, el ajo, sí. Sí se reflejan en los espejos, pero si se les mira a través de ellos se los descubre, pues se mueve la cabeza con rapidez.