OPINIÓN

Operación Kebab: el Bruce Lee turco reparte yoyas

Operación Kebab: el Bruce Lee turco reparte yoyas
Operación Kebab: el Bruce Lee turco reparte yoyas
Operación Kebab: el Bruce Lee turco reparte yoyas

El cine pop turco daba sus últimos coletazos a mediados de los 80. Mientras aquí estábamos perdiendo el tiempo con la olvidadísima “comedia madrileña”, los turcos apuraban el interés del público por el cine local más loco. Y había una figura que aún no había recibido el homenaje merecido en tierras otomanas: Bruce Lee.

Cetin Inanç, el legendario director del Star Wars turco, ya se había puesto manos a la obra, buscando subsistir en una industria que se moría. Había descubierto a Nihat Yigit, un luchador local de aspecto ligeramente oriental, y le había puesto a protagonizar películas de kung fu. En principio suena como si a tu colega “el chino”, el del barrio, le hubieran puesto a hacer películas. Pero Yigit sí que sabía artes marciales. Así lo demostró en Olum Burusu (1986), una exploitation de la serie Kung-Fu, y así lo hizo en su predecesora, esta Aç Kartallar (1984), que se podía traducir como Las águilas hambrientas.

Operación Kebab: el Bruce Lee turco reparte yoyas

La estructura del film se parece ligeramente a la de Operación Dragón. Pero eso sí, cambiando la localización en una exótica isla por una más barata: la Estambul de 1985. Allí, expertos en artes marciales de Japón y Turquía homenajean a un maestro que ha sido asesinado. Ya que están por ahí, aprovechan para retarse y pegarse un poco con otros chinos. En todo caso, Turquía contra los chinos esos.

A dicho campeonato se apuntan nuestros protagonistas, un trío de luchadores invencibles. Como en Operación Dragón. Pero en lugar de ser de razas diferentes, aquí lo que tienen es… ESTILISMOS DIFERENTES. Uno va afeitado, otro con bigotón y otro con barba. ¡Imposible confundirlos! Además, uno lleva un kimono especialmente hortera que le otorga un aspecto parecido a Will Ferrel en sus peores momentos.

Las pintas de los tres parecen ideales para una película porno de 1975. Os recuerdo que estamos en 1984.

El trío se enfrenta a los japoneses, les dan para el pelo… y de paso, investigan una conspiración mafiosa. Por ser entrometidos, les atacan unos ninjas. Unos ninjas que hacen twae-kwon-do, como dice en su kimono. Una de dos: o son ninjas coreanos… o son los mismos que han recibido palos en la escena anterior, ahora con máscaras para que no nos demos cuenta de que son los mismos. Este grupo de esbirros cobrará de lo lindo en varias escenas de lucha.

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La figura más interesante es la de el esbirro principal de los mafiosos, un luchador calvo con estética motera / heavy metal de la que estaría orgulloso Rob Halford. Este luchador, boxeador y malvado, se dedica a sembrar el terror, hasta que nuestros protagonistas le derrotan. Herido en su orgullo, el malvado comenzará a entrenar para buscar su venganza en un segundo enfrentamiento con el héroe.

Cetic Inan parece querer romper las reglas del cine comercial: es el villano el que tiene un arco de personaje más interesante, el que tiene que superar sus miedos y conseguir volver a ser el gallo más fuerte del gallinero. Lástima que, al final, el tipo no aprenda nada y le vuelvan a partir la cara: antecedente directo de Vegeta. O sea, que todo esto les salió un poco sin querer, o quizá porque le hacía mucha gracia el aspecto de videoclip de Judas Priest del villano.

Como esto es cine turco, no pueden faltar dos cosas: por un lado, una escena con una macizorra cantando en un cabaret. Por otro, banda sonora robada de otras películas. En este caso, de la misma Operación Dragón, de El imperio Contrataca, de Suspiria e Indiana Jones y el templo maldito . Total, ¿quién se fija en la música de las pelis?

Si habéis visto algo de cine turco de acción, ya sabéis como está filmada la película: peleas con un montaje absolutamente DEMENCIAL, con unos efectos de sonido ensordecedores, luchadores desmadrados y finales especialmente crueles donde no falta un toque de gore. Un auténtico despiporre donde se alterna la cámara rápida y la lenta, golpes repetidos hasta en tres ocasiones, brincos imposibles, saltos de eje, zooms que ni Valerio Lazaroff… Mirad la escena de arriba para comprobar el nivel de demencia que llega a alcanzar, con un combate improvisado absolutamente caótico y maravilloso.

Y con todo esto… tengo que decir una cosa: es, posiblemente, la película mejor dirigida por Cetin Inanç que he visto nunca. Quizá sea por tener a luchadores más hábiles, capaces de hacer mejores coreografías, pero el resultado es superior al de otras ocasiones. Las escenas de peleas están mejor resueltas, con planos generales donde les vemos luchar durante más tiempo, y abusando menos de los golpes directamente a la cámara y otros trucos e insertos. Habituales en él. Perdemos un poco del desquicie que tienen las pelis de Cuneyt Arkin, pero a cambio descubrimos que Inanç es capaz de hacer que sus recursos habituales contribuyan a que la peli sea más emocionante y loca. Que sí: que es muy cutre y todo lo que queráis… pero creo honestamente que el tío sí que tenía un cierto nivel de talento.

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Aç Kartallar llegó en plena decadencia de la TurkishXploitation. Hollywood ya se instalaba de manera permanente en países como Turquía, y el cine de artes marciales de Inanç comenzaba a estar algo pasado. Al director le quedaba poco carrete, a su actor, aún menos y el film ha quedado algo olvidado, debido a su argumento más convencional y ausencia de escenas de locurón como podía suceder en un Lion Man o en un Star Wars Turco.

Sería un craso error: merece la pena un visionado, para todos los fans de la BruceXploitation , del cine turco y del cine de derribo en general. Diversión garantizada.

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