Carlos Marañón Fútbol y cine
OPINIÓN

La película del mítico presidente del Logroñés

La película del mítico presidente del Logroñés
La película del mítico presidente del Logroñés
La película del mítico presidente del Logroñés

Los más futboleros, puede que talluditos también, recordarán a Marcos Eguizábal. Y eso porque el Logroñés era un equipo que caía bien, aunque algunos osasunistas no estén del todo de acuerdo por aquello de la rivalidad vecinal. Aquel buen señor, empresario bodeguero a la antigua usanza, dueño entre otras de las bodegas Paternina (“Algo grande”, decía el slogan), presidió el Club Deportivo Logroñés (hoy desaparecido por una nefasta gestión económica; la Sociedad Deportiva Logroñés y la Unión Deportiva Logroñés, en 2ª división B, han retomado sus colores y la correspondiente parte de su espíritu) en la etapa más gloriosa de su historia, cuando el conjunto riojano se codeaba con los grandes en Primera División, tras ascender en verano de 1987.

Lo que no sabíamos es que don Marcos Eguizábal, además de futbolero, era un gran aficionado al cine. Tanto que alguien le engañó para que invirtiese su dinero en un proyecto cinematográfico de dudosa catadura allá por 1989, justo cuando su Logroñés se consolidaba en la máxima categoría.

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La película se titulo Oro fino, la dirigió el mítico José Antonio de la Loma, que en los céditos para el mercado extranjero aparecía como Anthony Loma (fuera del asfalto y lejos del lumpen del cine quinqui de Perros Callejeros o Los últimos golpes del Torete el hombre perdía mucho punch), y era exactamente eso, puro oro fino para los cazadores de rarezas patrias y los amantes del cine bizarro.

Era la época en que Falcon Crest triunfaba en la tele (serie norteamericana que nació en 1981 y finalizó en 1990) y alguien vio la oportunidad de adaptar la rivalidad entre las dos familias vinateras californianas de la tele a las viñas de España. De paso, quizá alguno vio también la oportunidad de meter mano en subvenciones y blanqueos de capital. Si no, no se entiende.

La excusa era el vino de Jerez (una de las familias quiere crear el mejor fino de la historia –de ahí el título–, y la otra quiere quedarse con su negocio), aunque se rodase en La Rioja, quizá con apoyo de Consejos Reguladores y comunidades autónomas varias, con algo de autobombo de las bodegas del señor Eguizábal, que además tenía cameo en la película. Nadie sabe cómo consiguieron que Stewart Granger viniese a España a rodar aquello, aunque los 270 millones de pesetas (más de millón y medio de euros) que costó son una buena pista. Junto al prisionero de Zenda, la mala de otra serie que estaba de moda, Jane Badler, la morena de V, la de los lagartos, y dos clásicos de los telefilmes de los 80 y los 90 como Andrew Stevens y Ted Wass, más los veteranos Ray Walston y Lloyd Bochner. Una jovencísima Tia Carrere era la encargada de enseñar muslamen y canalillo, y los españoles Tony Isbert, Concha Cuetos, José María Caffarel y compañía simplemente pasaban por allí y vieron luz...

Visto con los ojos de hoy, la película es tan absurda que no tiene desperdicio. Había que ser muy confiado o saber muy poco de cine para pensar que aquello, un engendro con la pinta de un capítulo alargado de Se ha escrito un crimen, pudiese estrenarse en EE UU, donde sólo se emitió por televisión. En España se estrenó por todo lo alto en Logroño en febrero de 1989 sin que ningún actor norteamericano se dignase a acudir y apareció de tapadillo en la cartelera de Madrid (el 20 de julio de ese año, en el cine Coliseum) y en Barcelona (el 25 de agosto de 1989, en el Pelayo y el Waldorf). La vieron 43.000 espectadores. Visto el tráiler (aquí en castellano), parecen muchos.

Fue la primera y la última vez que Marcos Eguizábal, el presidente del Logroñés, invirtió su dinero en una película. Sería cinéfilo, pero no era gilipollas.

P.S. El C. D. Logroñés descendió a Segunda al final de la temporada 1994-95. Marcos Eguizábal prometió que sólo dejaría el club cuando volviese a Primera. Un año después, en mayo de 1996, el Logroñés logró el ascenso en Toledo y Marcos Eguizábal dejó el fútbol. Falleció en agosto de 2009, sólo unos días después de que el C. D. Logroñés desapareciese.

[Descubrí la película Oro fino y muchos de los datos de este artículo en el espléndido libro El cine del vino, de Bernardo Sánchez Salas] 

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