OPINIÓN

El futbolista de Alfred Hitchcock

El futbolista de Alfred Hitchcock
El futbolista de Alfred Hitchcock
El futbolista de Alfred Hitchcock

El suspense, según José Luis Garci: "¿Sabes que eminente cineasta estuvo en Viena, en el palco de autoridades del Prater en la final de la Copa de Europa de 1964 entre el Inter de Milán y el Real Madrid?".

[silencio]

–"Alfred Hitchcock".

Otro cineasta futbolero y sabio, Gonzalo Suárez, fue más allá en este artículo, al imaginar al orondo cineasta animando a su Inter de Milán junto Moratti padre, presidente del club italiano. Curiosas casualidades: la madre de Suárez se casó con Helenio Herrera, el entrenador interista, triunfador en aquel partido, el último de Alfredo Di Stéfano en el Real Madrid. Estuviese o no Hitchcock en aquel palco del evocador estadio con vistas a la noria de El tercer hombre, es curioso que este inglés universal no se manifestase nunca respecto al fútbol: se le vincula con el West Ham, y hay quien dice que se hacía enviar los diarios desde Londres a su casa de Los Angeles (Hitch trasladó a Hollywood su residencia durante muchos años) para no perder contacto con su equipo y conocer las crónicas y los resultados, pero no hay constancia del amor por dichos colores. Ni tan siquiera sabemos si le interesaba el fútbol realmente.

Hasta que descubrimos a Jan Gubak, el futbolista de Alfred Hitchcock.

Por fin, fútbol y Hitchcock. Gubak es un personaje inolvidable en Safe Conduct (Salvoconducto) el capítulo 21 de la primera temporada (1956) de Alfred Hitchcock presenta, la serie de televisión producida por el maestro del suspense y que él mismo, efectivamente, presentaba. ¿Qué hace la estrella de la selección de fútbol de la RDA en un tren en dirección a Munich en plena Guerra Fría? Aquí está la respuesta:

Un misterioso futbolista pone la intriga en estos 25 minutos de suspense dirigidos por Jus Addiss, con guión de Andrew Solt: Mary Prescott es una periodista norteamericana interpretada por Claire Trevor (La diligencia, Cayo Largo) que ha pasado unos días en Alemania Oriental invitada por el mismísimo presidente de la RDA y regresa a Occidente con un salvoconducto presidencial que le libera incluso de que su equipaje sea revisado por la policía 'comunista'. Ahí, entre policías de uniforme y acento alemán, es donde aparece Jan Gubak (el actor vascofrancés Jacques Bergerac), con su aire deportivo, un poco a lo Iríbar, de hombretón de Biarritz que iba para pelotari y ha acabado jugando al fútbol. La periodista, intrigada, pregunta al oficial que revisa los billetes, sobre tan curioso (y atractivo, al parecer) personaje:

–"Oficial, ¿Cómo se llama? ¿Es una de sus estrellas de cine?".

–"Oh, no señora, es uno de nuestros grandes héroes nacionales".

–"Seguro que es muy popular. En la estación tenía una multitud a su alrededor, con niños".

–"Es le capitán de nuestra selección de fútbol. Gracias a él ganamos el Campeonato del Mundo el año pasado en Suiza".

–"Ya veo...".

–"Se le considera el mejor futbolista del mundo, incluso para sus comentaristas deportivos capitalistas".

Poco tardarán en conocerse nuestros protagonistas. Tras un cierto flirteo, Gubak convence a Miss Prescott con buenas palabras de que oculte un reloj de oro en su equipaje. El futbolista asegura tener una hermana enferma en Munich: como está prohibido sacar divisas del país, tiene que llevar esa joya para poder venderla al otro lado del Telón de acero y así pagar los cuidados a su pariente. Sorprendentemente, el propio Gubak delatará a la periodista por ocultar un reloj de contrabando, y todos serán retenidos cerca de la frontera. La policía acaba comprobando sin embargo que el reloj es falso, por lo que no puede acusar a la viajera norteamericana. Reanudado el convoy, Gubak se disculpará por su aparente traición. Todo era un ardid para distraer la atención de los aduaneros: la estrella de la selección de Alemania Oriental (a la que el guión hace campeona del Mundo en 1954 en lugar de a su hermana Occidental) trabaja para la resistencia (?) y ahora podrá ocultar un microfilm en el equipaje de la señora Prescott sin arriesgarse a que revisen sus maletas de nuevo. El reloj es un MacGuffin de campeonato y, a falta de un balón con una bomba dentro que hiciese tic-tac, Jan Gublack será para siempre el salvoconducto futbolero de Alfred Hitchcock.

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