Carlos Marañón Fútbol y cine
OPINIÓN

¿El fútbol como 'Macguffin'?

¿El fútbol como 'Macguffin'?
¿El fútbol como 'Macguffin'?
¿El fútbol como 'Macguffin'?

Chut a chut, el fútbol se abre paso en Hollywood. Del vacío absoluto durante décadas se pasó a las pelis del Pelé post-Cosmos, y de ahí, con aquel tête a tête entre John Huston y O'Rei titulado Once más uno como puente entre dos épocas, a un estancamiento infantil basado en balonazos a niños con gafas, mascotas y entrenadores en apuros.

Las mujeres comenzaron entonces, como casi siempre, una revolución silenciosa. Por un lado, las Soccer Moms, esas mamis que jugaban al balompié en el insti y que años más tarde llevaban a jugar a sus peques y les esperan al final del partido con cupcakes, acabaron arrastrando a sus maridos, unos tipos cuya excusa para beber cerveza era el basket, el béisbol o el fútbol americano, jamás nuestro fútbol. Además, por el otro flanco de la revolución del soccer, encontramos la eclosión del fútbol como deporte femenino en EE UU tras los buenos resultados en Mundiales y JJ OO, con la futbolista Mia Hamm al frente.Y ese empuje empezó a verse en el cine.

Faltaba un paso más: que en lugar de anécdota, el fútbol se implicara en la acción, como sucede con las amenazas a los hijos futboleros (aunque torpes) de Mark Wahlberg, que se pasan el día jugando al fútbol (incluso dentro de casa) en Contraband. Este remake que Baltasar Kormákur hizo de su propia película Reykjavik-Rotterdam, un thriller de buen pulso y ecos portuarios a The Wire, nos demuestra que el fútbol ya no sólo forma parte del paisaje. El malo de la película, Giovanni Ribisi, acude a un partido de los chavales del protagonista y les fotografía para que su padre, embarcado en alta mar, sepa que están en peligro. Ahí está. Ya hemos dado un pasito más. ¿Qué será lo siguiente? ¿Evasión o victoria 2? ¡No, por Dios! Ahora que ya está adquieriendo poso cinéfilo, el fútbol está listo para retos mayores en pantalla. Incluso para ser Macguffin.

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