OPINIÓN

Drácula... al estilo de Bollywood

Drácula... al estilo de Bollywood
Drácula... al estilo de Bollywood
Drácula... al estilo de Bollywood

Que los indios están chalaos ya lo sabemos todos los que amamos el cine raro. Y cuando tu cine convencional ya es un popurrí de géneros con el melodrama subido al once, lo normal es que el cine de terror sea aún más marciano. Hoy, en esta primera incursión en el cine de Bollywood, os traigo la perfecta muestra de esto: el Drácula indio.

O mejor dicho “un Drácula Indio”. Porque el personaje de Stoker ha protagonizado varias producciones en el subcontinente. Y en todas las ocasiones los resultados han sido absolutamente catastróficos. En mi caso voy a optar por comentaros el más reciente, Drácula de 1999. Por dos motivos: por tenerlo más cercano en el tiempo y porque, a diferencia de los otros dos títulos, no hay ni una miserable reseña en toda la internet. Ni siquiera existe más imagen que la de su portada, proveniente de su VCD. Evidentemente, no ha sido reeditada en DVD. Los fans del Blu-Ray podéis esperar sentados.

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La catadura moral de la película se hace evidente desde los créditos, para los cuales su director Bhooshan Lal (en su primera y última obra), eligió enmarcar los rótulos con… ¡la calavera del cartel de Terrorícamente muertos! Con dos cojones, sí, señor, “homenajeando” a Raimi, como tantos otros. Total, no se iba a enterar nadie, y de hacerlo, el delito se quedaría en nada: hay cosas peores que comentar a lo largo de su metraje.

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El filme comienza con un encantador de serpientes (¡) perdido en un cementerio de cruces clavadas en el suelo. El encantador parece extraído de cualquier corto de colegas: como en tantos de ellos, se dedica a hablar solo para contarnos lo que está pasando, la manera más vaga, sencilla e increíble de poner rápidamente en situación a los espectadores. Resulta que quiere cazar a una serpiente porque esta le guiará a una joya que anda perdida en el cementerio. Pronto comenzará el terror: una voz le indica que “alguien va a morir esta noche”. ¿De quién es esa voz? Pues de Drácula. Y es que el Drácula indio AVISA CANTANDO de que va a matar a alguien.

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Total, que resulta que la joya serpiente anda perdida por donde el cementerio, y un grupo de cinco criminales, feos y raros, anda buscándola. De esto nos enteramos porque un jefe de policía repasa el caso…. hablando sólo, de nuevo, para que nos enteremos. A los criminales se les ocurre ponerse cavar en el famoso cementerio y claro: resucitan a Drácula que estaba ahí tan tranquilo.

Lo más acojonante es como los medios locales se hacen eco del asunto. El periódico ofrece el siguiente titular: “Encantador de serpientes que andaba tras la pista de la joya serpienete, encontrado muerto en el cementerio. Se dice que le mató Drácula”. Para que luego os quejéis de la prensa española. Como la información se hace pública, un grupo de seis chavales deciden ir al cementario a ver si ellos encuentran la dichosa joya. Y lo raro es que no vayan más.

Como en el cementerio siempre está lloviendo y caen los rayos, el personal se refugia en un pequeño motel, que diría Delfín, que está convenientemente situado al lado del cementerio: la milla de oro, que le dicen. Allí conocen a la dueña, que lógicamente, es muy fea, y le sueltan frases como “el mundo se arrodilla ante nosotros”. ¿Ante las mujeres, las feas, los vampiros….? Ni idea.

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Resulta que ellos tienen un secreto: mataron por accidente a un amigo hace años y le enterraron. “Parece que se ha convertido en un Drácula”, comentan cuando comprueba que su difunto colega les ha dejado una nota animándoles a entrar. ¡Acojona un poco pensar que lo primero que hace el tipo convertido en muerto viviente es PONERSE A DEJAR NOTITAS por si acaso vienen sus asesinos. Se ve que el hombre echaba de menos escribir en el interior del ataud. ¿Y quién no?

La túmba de este Drácula es fácil de localizar: ¡hay una careta encima de ella! Y no: no es la que lleva el vampiro. De hecho, su aspecto es la de un indio normal, pero como con sarpullido o lepra. Vamos, que no se diferencia de tantos millones de habitantes del país que viven en la miseria, siempre que incluyan el homicidio entre sus hábitos, claro, que tampoco será tan raro.

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Y es que la peli va de eso. De Drácula, que aparece y se carga a uno de los protagonistas y se vuelve a esconder. Lo normal cuando en una noche de tormenta y estando al lado de un cementerio donde se dice que puede andar Drácula, a alguien se le ocurre decir “me voy a nadar”. Eso sí: a los hombres les mata de manera rápida y expeditiva. Las víctimas favoritas de Bhooshan Lal son las chicas rellenitas, que son la mayoría. El mensaje está claro: gordas no. Por supuesto, el hombre avisa de que va a atacar con su cancioncilla habitual. Todas las chicas, menos la heroína, demuestran merecer el castigo por hacer cosas tan espantosas como llevar minifalda o fumar.

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Mi personaje favorito no es ningún monstruo o criminal, sino este pringao de la foto, el del pañuelito amarillo: ¿cómo es posible que en pleno 1999 alguien lleve semejante mullet y semejante pinta? Charlie Sheen disfrazado de Thomas Anders de Modern Talking, es lo que parece. También destaca porque el resto del reparto son un aburrido cast de chicas de vida alegre y bribones que recibirán su merecido a manos de este Drácula-zombi justiciero y cantarín.

De hecho, uno no puede dejar de alucinar al recordar la fecha del filme. Esa manera de montar, esos estilismos, esos desenfoques, ese cementerio de patio trasero… Si me dicen que la película era de 15 años antes, me lo creo. Y ahí los tienen, con el Napster ya funcionando y haciendo cosas de estas, con gente conduciendo sin parar de mover el volante, robando cosas a otras películas, usando truenos y ruiditos para dar miedo… Y todo sin pretender ser kitch ni nada. Como debe ser.

En definitiva: que aunque el nuevo milenio estaba a punto de llegar, la ejecución de la película corresponde más a los alucinantes y casposos bodrios de nuestros queridísimos Ramsey Brothers. Lógicamente, la película fue un auténtico fracaso incluso en las zonas rurales a las que se dirigía. Todo tiene pinta de ser un proyecto independiente impulsado por alguien por puro amor al cine: es el único crédito de el 99% de los implicados. Al menos podrán tirarse el pisto en las reuniones de la clase por Facebook diciendo que hicieron una película conocida hasta en España

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Lo que más acojona es que no es el peor Drácula de todos. Ahí tienen ustedes bodrios como Khooni Drácula, Son of Drácula o Shaitani Drácula, los cuales tienen que ver con la novela de Stoker (o con cualquier mito vampírico occidental) lo mismo que la película de Street Fighter de Van Damme con el juego. Pero claro… son de los 70 y 80. Esta, insisto, es del 99. Contemporánea de Matriz, por ejemplo. ¿No la hace aún más maravillosa?

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