Carlos Marañón Fútbol y cine
OPINIÓN

Aquella Recopa de película

Aquella Recopa de película
Aquella Recopa de película
Aquella Recopa de película

El gol de Nayim. La Recopa del Real Zaragoza en 1995.

Antes que nada, una anécdota, aunque el que mejor la cuenta es el fenómeno de Luis Alegre. Todo recuerda un poco a ella, mil veces contada por el gran cinéfilo turolense, un suceso vinculado al gol de Nayim y al escritor Javier Tomeo: un buen día, Tomeo se puso a ver repetido el partido por televisión y creyó que todo había sido un sueño, convertido de golpe en pesadilla real. En un momento del encuentro, antes del definitivo gol del jugador blanquillo, Nayim estuvo a punto de ser sustituido, llegó a ser anunciado su cambio por José Ángel de la Casa, narrador del encuentro en TVE, y hasta enfocaron al jugador en el trance de encaminarse a la banda, algo que finalmente no sucedió: el cambio fue otro. Pero Tomeo no recordaba ese instante y creyó que, efectivamente, el cambio se producía antes de tiempo y por tanto Nayim no podía marcar el gol de su vida y la de todos los hinchas del club aragonés. Un shock absoluto que la realidad finalmente desarmó.

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Viene a cuento la anécdota porque van a coincidir dos estrenos en nuestras pantallas con un recuerdo especial por aquella noche parisina de 1995 en la que el Real Zaragoza tocó la gloria. En El reino, el nuevo filme de Rodrigo Sorogoyen (Stockholm, Que Dios nos perdone), un personaje rescata la alineación de los blanquillos en aquella final. Lo hace de forma sutil, pero muy original: uno de los personajes, abogado del político corrupto interpretado por Antonio de la Torre, está preparando una grabadora con la que el protagonista va a intentar grabar a otros compañeros de fechorías para implicarlos. Es curioso, porque este abogado lo interpreta el padre del propio Sorogoyen, que no es actor profesional (aunque no es la primera vez que actúa en sus películas), pero está impecable. Este tipo se dispone a probar si la grabadora de marras funciona, y para ello comienza a enunciar la alineación de aquel partido, sin más explicación: "Cedrún, Belsué, Solana, Cáceres, Nayim, Aguado, Pardeza, Aragón, Esnáider, Higuera y Poyet". El detalle futbolero hay que atribuírselo, porque así me lo confirmó ella misma, a la coguionista (junto a Sorogoyen, habitual dupla creativa) Isabel Peña, en cuya familia se respira zaragocismo, y que quiso así rendir homenaje a su propio padre, que fue feliz en aquella Recopa de cine.

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Ha querido la casualidad que otra película que se estrena por estas fechas (el 18 de octubre), Miau, dirigida por Ignacio Estaregui (Justi&Cia) incluya también una curiosa referencia a aquel partido, a aquella victoria zaragocista, con guiño además a la anécdota de Javier Tomeo. Rodada en Zaragoza, esta especie de Rufufú maño con asalto al Museo Gargallo y jota metafórica de exaltación de la vida, tiene a José Luis Gil y Manuel Manquiña (con camiseta perica, por cierto, pero esa es otra historia) como picaresca pareja protagonista. En una de las subtramas, el personaje de Gil busca el origen de un chiste y eso le lleva a una reunión de zaragocistas ante el televisor viendo aquel partido inolvidable "siempre alerta por si Nayim fallase esta vez el gol". Mientras se da cuenta de esa victoria, en pantalla aparece que el balón lanzado genialmente por el jugador maño rebota en el larguero en lugar de entrar en la portería de David Seaman. Falsa alarma, es sólo una licencia poéticofutbolera que se toma Estaregui para recodar aquella cita histórica de orgullo zaragocista.

El milagro no fue el golazo de Nayim desde el mediocampo. El milagro es que 23 años después coincidan dos películas españolas recordando aquella gesta. Una Recopa de película.

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