No abandonó a sus juguetes, y eso le honra. Fue fiel a Woody y a Buzz Lightyear hasta que se fue a la universidad, y les buscó un bonito retiro. Y si los futboleros siempre echamos de menos que los genios de Píxar le diesen personalidad a algún balón (¿acaso hay mejor juguete para un niño?), hemos descubierto al menos que Andy también jugó al fútbol. Así lo demuestra el diploma de un campus de soccer que cuelga en su habitación (nos enteramos también de que se apellida Davis) en la tercera parte de la saga Toy Story, justo cuando parece que la despedida es inminente...
Uno hubiese preferido un balón de fútbol en pantalla, con cara y ojos, para vacilarle a Mr. Potato, pero, aunque escondido, alegrémonos de que al menos hay algo de fútbol en Toy Story 3.
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