OPINIÓN

El Chapulín en el Cosmos

El Chapulín en el Cosmos
El Chapulín en el Cosmos
El Chapulín en el Cosmos

Nadie es fan del Chapulín Colorado: todos somos fans de Chespirito. Es uno de esos personajes absolutamente ligados al intérprete que lo creó. Por eso, incluso los ávidos tentáculos de Televisa se han mantenido alejados del paladín carmesí, sabedores de la avalancha de "han destrozado mi infancia" al que le someterían ejércitos de mitoplastas, españoles incluidos. Y eso que aquí, en los dichosos 80, Chespirito era conocido sólo por una minoría de gente que tenían instalada la parabólica, y con ella, acceso a Galavisión, "El canal de las estrellas", el único en español, y por tanto, el único que se veía.

No: ni el Chavo ni Chespirito protagonizaron película alguna. Ni falta que le hacía: hubiera sido un bonito regalo para sus fans, pero, ¿realmente necesitaba el humor de Roberto Gómez Bolaños una hora y media para florecer? Nadie quiere ni pide un largometraje de El Show de Benny Hill, ni de Muchachada Nui. Hay cosas que funcionan mucho mejor en un formato corto, por mucho que el largo signifique tu paso a la posteridad.

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No: los fans del Chapulín nunca tuvieron una película propiamente dicha, ni la reclaman en Petition online. Pero sí tuvieron un extrañísimo especial de televisión llamado... El Chapulín en el Cosmos, que fue editado incluso nuestro país a finales de los 80 para regocijo de absolutamente nadie. No todos los VHS son "clásicos del videoclub", y este parece que tuvo una distribución más o menos limitada. Vamos: que no la vio ni cristo, pero es lo más parecido a un Chapulín: The Movie que os podréis echar a la cara.

En realidad, esta rarísima cinta lo que contiene es un especial que Televisa produjo en alguna ocasión imaginamos que para navidades. O quizá en alguna de esas fiestas nacionales mexicanas como El día de los muertos o el cumpleaños de Hugo Sánchez.  Ideal para ver con toda la familia, hasta que el padre acabe hasta los huevos y exija poner el la lucha libre o algún programa con Thalia enseñando cacho.

La historia os la podéis imaginar: la NASA prepara un lanzamiento para explorar Marte, y ahí que se cuela nuestro amigo Chapulín, de manera fortuita. Marte, como en los relatos de Edgar Rice Burroughs o la mejor sci-fi 50's, está poblado de mujeres ligeras de ropa con curiosidad por los machos terrícolas, en este caso, al Profesor Girafales y Don Ramón: imposible resistir los encantos de tamaños galanes. Durante más de hora y media nos vemos obligados a ver exactamente los mismos chistes que veíamos semana sí semana no, en la serie. Juegos de palabras al más puro estilo Miliki, tropezones con piedras de corchopán y el "no contaban con mi astucia" un total de 185 veces. Podría hacerl un destripe del argumento y las escenas más destacables, tanto por lo gracioso como por la vergüenza ajena, pero ¿para qué? Si habéis visto un capítulo sabéis exactamente a lo que os enfrentáis con ello.

Hora y media del humor blanco predilecto de Bolaños, que conseguía estirar el escasísimo presupuesto para completar el metraje a base de secuencias de 15 o 20 minutos de intercambio de chistes malos, cuadrados frente a la cámara. Los fans de los efectos especiales, disfrutarán de los mayores recitales del uso creativo de la croma: lo mismo vale para hacer que el Chapulín vuele que para retratar los mecanismos internos de una mujer robot. Ni el John Dykstra ése.

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La puesta en escena teatral, efectos especiales inexistentes, maquillajes paupérrimos y el uso de platós de cartón piedra con menos detalles del novio que te echaste por el WoW, le dan un acabado similar al de un episodio de Doctor Who de los 70. De cuando molaba, ya saben. Aunque claro está, no imaginamos al frikerío internacional reivindicándolo como “prodigio de imaginación” ni “festival de inventiva”. ¡Ah! La nave es, directamente, un destructor imperial de Star Wars situada sobre un póster del espacio, y no es el único robo: por ahí extraen planos de órbitas planetarias de algún vídeo educativo, y no olvidan homenajear el final de 2001 grabando fuegos artificiales y efectos magnéticos.

Lamento no poder ofreceros algún vídeo del espacio. Pero podéis creer que no es muy diferente del resultado ofrecido en los capítulos que aquí enlazo: de hecho se recicla muchísima de la escenografía utilizada para recrear ese Marte megacutre y a la vez fascinante: el mejor reflejo de un planeta árido y sin vida es una producción de Televisa.  ¿Tortura? A mí, aún siendo fan a muerte del personaje, se me hizo cuesta arriba. Ahora, si lo psicotrónico es lo que os priva, aquí hay de todo y en abundancia: robots, civilizaciones perdidas, superhéroes, exploraciones espaciales, planos robados, piedras parlantes, chistes malos y pobreza de medios. Vamos, le ponéis un ninja y todo lo que nos gusta.

Parece que la limitadísima edición de este especial sólo apareció para el mercado español, pero siendo repetida en alguna ocasión en tierras aztecas. Hoy día lo podéis disfrutar en YouTube, pero hasta hace unos años era algo totalmente ignoto y casi desparecido. Quizá por ello, cuando hace unos 8 o 9 años se proyectó mi copia en Sitges... el público aplaudió tanto que hubo que repetir la sesión al día siguiente. El Chapulín volvía a triunfar.

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