[Premios Feroz 2016] 'La Novia' fue la que más rugió y Silvia Abril la que más vaciló

Silvia Abril empezó muy fuerte, tan fuerte que las risas nerviosas se confundían con carcajadas limpias: "La prueba de que nuestra Academia de Cine es española es que ya cuenta con un ex presidente imputado". Toma ya. Y siguió con su monólogo inicial en el que no dejó títere con cabeza respaldada por B, la película premiada en la categoría especial del jurado que retrata la lectura de sumario de Barcenas, lo más brutal y realista escrito sobre política española en los últimos años, le dio pie a Silvia para hacer un alegato: ¿Y si los españoles acogiéramos como género propio el cine de corrupción?

La presentadora, que según este divertido sketch que abrió la noche estaba predestinada desde pequeñita a presentar esta gala, comenzó a bailar con los nominados. Bailar, sí, zarandearles verbalmente, divertida y sin pelos en la lengua, no se corta con nadie, ni con Penélope Cruz, que acudió a la gala en busca de un premios que finalmente se llevó Inma Cuesta por La Novia.

Porque fue la noche de La Novia, la película de Paula Ortiz se lo llevó todo, seis de los ocho premios a los que optaba: mejor película, directora, actriz protagonista, actriz secundaria para Luisa Gavasa, la música original de Shigeru Umebayashi y Dominik Johnson y no faltó ni el tráiler.

Los críticos pensaron que era la gran merecedora de tan incesantes halagos en forma de feroces estatuillas. Tanta carrerilla cogió que Mario Casas, con la chaqueta quitada y muy relajado en la silla, no se esperaba que el premio de mejor actor secundario por Mi gran noche fuera para él. Y así fue, salió a recogerlo y se lo dedicó al director que pensó en él para la comedia por primera vez. Bendito seas, Alex.

La comedia. ¿Qué sería del cine español sin esa bonita costumbre de reírnos de nosotros mismos? El premio de mejor comedia fue para Negociador y Borja Cobeaga subió a recogerlo momentos después de que todos los presentes comprobáramos su enorme faceta como actor. Nos explicamos, los Feroz tienen como tradición bromear con los guionistas, ese gremio tan necesario y tan olvidado a veces. En esta ocasión les transformaron para ir a ver sus películas con el público. Estos guionistas infiltrados se tuvieron que enfrentar a las críticas del público delante de sus propias narices y Cobeaga afeitado y con gorro de lana estuvo desternillante, en los gestos y en las miradas.

Pero el que ganó guión fue Cesc Gay por Truman, la otra comedia de la noche que también se llevó el mejor actor para Ricardo Darín, aunque lo recogiera su compañero también nominado Javier Cámara, que por cierto cumplía años.

La gala acertó de nuevo con los entregadores de premios, los responsables de hacer los chistes entre entrega y entrega, lucieron Ernesto Sevilla y Hugo Silva y también Carlos Areces y Berto Romero, ya se sabe, los cómicos. Y una grande de la comedia, Rosa María Sardà, recibió el Premio Feroz de Honor a manos de su hermano, Javier Sardà. Estuvo enorme, graciosa y nostálgica sin empalagar, brillando como solo sabe brillar ella y siendo un poco, lo justo, políticamente incorrecta.

Y sin prisa pero sin pausa acabó la tercera edición de unos premios que han encontrado la fórmula para no aburrir, el primer mandamiento de Billy Wilder, al que Pedro Vallín nombró en su discurso como presidente de la Asociación de Informadores Cinematográficos de España alegando al mestizaje, porque todos somos un poco Raphael y también un poco Han Solo.