Pregunta del día: ¿Para cuándo la película de 'Overwatch'?

El shooter por equipos de Blizzard Entertainment ('Warcraft') enamora al fandom de los videojuegos... y lo tiene todo para dar lugar a una franquicia de cine
Pregunta del día: ¿Para cuándo la película de 'Overwatch'?
Pregunta del día: ¿Para cuándo la película de 'Overwatch'?
Pregunta del día: ¿Para cuándo la película de 'Overwatch'?

Aunque a trancas y barrancas, la 'maldición de Super Mario Bros.' (esa merced a la cual toda película basada en un juego está condenada a apestar) parece irse retirando. Las películas de Resident Evil se han ganado el afecto de los fans del terror y del cine de acción, Warcraft: El origen se ha sobrepuesto a las malas críticas para convertirse en un inesperado superéxito (y, esperamos, en un filme a reivindicar, si se publica su versión completa) y, cuando se estrene en diciembre, Assassin's Creed podría hacerse con el respeto de los expertos, al contar con un reparto de campanillas (Michael Fassbender, Marion Cotillard, Jeremy Irons) y con un director dispuesto a correr riesgos, como Justin Kurzel. Sin embargo, a nosotros nos parece que hay un juego que se presta especialmente a convertirse, no ya en película, sino en una franquicia como un castillo de grande. Su título es Overwatch, lleva el sello de Blizzard Entertainment (los responsables de World of Warcraft, mira tú) y lleva enamorando al fandom de los píxeles desde que apareció en mayo de este año: a estas alturas, ha superado los 10 millones de usuarios, que se dice pronto.

Simplificando, podemos decir que Overwatch es un juego online de combate por equipos, no muy alejado de otros títulos míticos como Team Fortress o las dos entregas de Borderlands. El jugador selecciona su personaje, con las habilidades y puntos flacos de rigor, y se lanza a un escenario en el que acribillará o será acribillado por sus antagonistas. ¿Dónde está la diferencia? Pues en que este programa apuesta por un panorama de héroes y villanos tan emparentable con Marvel DC como con el anime y el manga. Combinado, además, con un diseño gráfico y un sentido del humor que muchos comparan con algunas creaciones de Pixar. La ambientación tiene lugar en un mundo futuro marcado por las secuelas de una guerra entre humanos y robots (u 'omnics'), en el que un antiguo grupo de héroes, orgánicos o mecánicos, debe volver a unirse para hacer frente a la amenaza de rigor.

Dicho universo, eso sí, resulta mucho menos sanguinario y más optimista que el de otras franquicias como Call of Duty (obviamente), y, según el propio juego, la historia se desarrolla "en un futuro por el que vale la pena luchar". Algo que, hasta cierto punto, se ha transmitido a su base de fans: en estos pocos meses, la comunidad de jugadores se ha manifestado como más abierta, tolerante y pacienzuda con los novatos que la de otros programas más hardcore. O, al menos, eso afirman en Blizzard.

Irónicamente, una de las ventajas de Overwatch, como posible materia prima para películas, está en su poco énfasis narrativo. Al estar centrado en la interacción entre usuarios (bien cooperando, bien a tiro limpio), el juego apenas se detiene en contar una historia. En lugar de eso, Blizzard está diseminando datos sobre los personajes y su mundo en una serie de webcomics y cortometrajes de animación disponibles en YouTube. De esta manera, los guionistas del hipotético filme tendrían líneas maestras sobre las que trabajar, pero no se verían obligados a seguir punto por punto los capítulos de una trama so pena de cabrear al fandom. Por otra parte, esta carga de historias es mucho más ligera que en otros títulos: si llevar Warcraft al cine, con sus años y años de lore a cuestas, se ha probado como un martirio, y otras sagas de juegos serían todavía más hostiles a una adaptación (¿alguien se atreve a convertir las sutilezas políticas y teológicas de The Elder Scrolls en un guión de cine?), Overwatch proporcionaría un marco más ligero, y también más proclive a irse por peteneras combinando acción, drama y humor. Y escenas de acción desaforadas, claro.

Ahora bien: lo que más nos tienta de Overwatch no está sólo en su mundo, sino también en sus personajes. Tanto por lo que respecta a los buenos (el gorila Winston, el samurái Genji) como a los malos (ese Roadhog australiano, todo un homenaje a los enemigos de Mad Max, o la asesina Widowmaker), el reparto parece tan apto para los manejos de un buen guionista como los miembros de los Vengadores o de la Liga de la Justicia. Además de eso, una de las principales virtudes del juego está en sus chicas: a diferencia de lo que resulta tristemente habitual (aun ahora) tanto en los píxeles como en el celuloide, heroínas como la teleportadora Tracer, la piloto coreana D.Va o la científico Mei basan su atractivo en el carisma y la aptitud en el combate, no en los centímetros cuadrados de piel digital al descubierto. En cuanto a las acusaciones de racismo o whitewashing, podemos darlas por olvidadas, siempre que los directores de casting se porten bien: entre los buenos hay asiáticos, latinoamericanos, árabes, europeos, simios gigantes y robots. Para todos los gustos, vamos.

Según se comenta, Blizzard lleva planeando una película (o una serie) de Overwatch desde antes de que el producto saliese al mercado. Cosa que no nos extraña. Si esos planes fuesen ciertos, y saliesen adelante, tocaría lo más difícil: no mandar el conjunto a la basura con bajos presupuestos, guiones forzados, repartos de segunda fila e intromisiones que no dejan al director trabajar en paz. A lo mejor (sólo a lo mejor) Neill Blomkamp podría hacerse cargo de este filme, reponiéndose así de un tropiezo como Chappie y del marasmo de su Alien 5Y, ya que estamos, podemos imaginarnos a Felicity Jones haciendo de Tracer y a, pongamos, Ah-sung Ko (Rompenieves) como Tracer. O, incluso, prescindir de actores de carne y hueso y entregar un filme de animación para adultos (o, al menos, no sólo para niños) con algún talento pixariano como Brad Bird o Andrew Stanton a la dirección. Puestos a soñar, que no quede.

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