¿Por qué odias a Jar Jar Binks?

Diana de las iras de generaciones de fans de 'Star Wars', analizamos los motivos por los que todos hemos querido participar en el linchamiento de este carismático gungan. Por MANUEL PIÑÓN
¿Por qué odias a Jar Jar Binks?
¿Por qué odias a Jar Jar Binks?
¿Por qué odias a Jar Jar Binks?

Aunque en los carteles le han escondido, el reestreno en 3D de Star Wars Episodio I: La amenaza fantasma nos ha devuelto al personaje más odiado de la historia de la saga galáctica: Jar Jar Binks. De acuerdo, todos sabemos que su sola presencia puede arruinar el fenómeno que nos cambió la vida, pero pongamos un poco de racionalidad ante reacciones tan viscerales. Con calma, distancia –han pasado 13 años desde que le conocimos– y presentando argumentos: ¿por qué odiamos a Jar Jar Binks?

1) No tiene amigos. Han Solo y Chewbacca, R2-D2 y C-3P0, Luke y Leia, Anakin y Obi-Wan, Lando y Nien Numb… Todos tienen un coleguilla en Star Wars, alguien con quien comentar la jugada o disfrutar de cierta complicidad. ¡Hasta el Emperador Palpatine tiene alguien en quien confiar! Sin embargo, Jar Jar Binks extiende hasta la ficción su gran característica: cae mal. Expulsado de la comunidad gunga por torpe y pesado, incluso su mismísimo padre, George Lucas, no dudó en hacerle el vacío en las siguientes entregas.

2) Huele a pulpo podrido. Anfibio, viscoso, siempre paseándose con ropa húmeda y además come insectos, lo que no garantiza un aliento fresco precisamente. Si Lucas reestrena en el futuro Star Wars con odorama no hay duda de que Jar Jar competiría con los guardias gamorreanos en pestilencia.

3) Habla como Fofito. "¿Cómo vosa están?"; el problema con Jar Jar no es que no se le entienda cuando abre la boca –¿acaso no celebramos la estructura flexiva en las oraciones de Yoda?–, sino que hable como uno de los Payasos de la Tele. ¿Un clown galáctico? Menuda idea, George.

4) Representa la estafa en que se ha convertido la política. ¿Qué cargo consigue gracias a sus méritos este gungan descerebrado? Ni más ni menos que el de senador-embajador de Naboo en la cámara alta. Que un tipo así represente al ciudadano medio de cualquier planeta es un insulto que ejemplifica la decadencia política de esta galaxia. Su presencia es un tamayazo en toda regla. Por cierto, ¿cuál es una de las pocas decisiones que toma Jar Jar? Exacto, servir en bandeja a Palpatine el poder absoluto.

5) Es Satán. Lo dice la Iglesia Baptista en EE UU, que le acusa de inspirar tocamientos y hasta ciertos ritos satánicos. Vale, es broma, pero podría ser cierto.

6) Caricaturiza a los afroamericanos. El particular lenguaje entre callejero e indígena, ese humor de "negrito zumbón" que denunciaba Spike Lee en Bamboozled... Muchos acusaron a George Lucas en su momento de volcar ciertos clichés racistas en Jar Jar. ¿Exageraciones? Cierra los ojos e imagínate a Eddie Murphy o Chris Rock poniendo voz al personaje. ¿A que no suena disparatado?

7) Lleva chaleco. Por si no lo sabe, esa prenda tan poco ponible sólo puede lucirla con clase un personaje de Star Wars: Han Solo. Que Jar Jar se atreva a vestirla es una osadía estilística y una falta de respeto a la historia de la saga.

Star Wars Episodio I: La amenanza fantasma (3D) está en cartel.

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