Polémica del día: ¿Está abusando DC de las ediciones extendidas?

¿Hasta que punto necesita el cine de superhéroes los montajes ampliados? ¿Son preferibles a la estrategia de Marvel de quedarse sólo con el producto estrenado en cines?
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Al final, resultó que lo de "este es mi montaje" no iba tan en serio. Y lo de "no hay ninguna versión de mi película en un universo paralelo", tampoco. En contra de las palabras del director David Ayer, resulta que Escuadrón Suicida sí que tendrá su versión extendida en formato doméstico. Algo que, quién sabe, tal vez nos permita ver las 22 escenas que se quedaron fuera del montaje estrenado en salas. Y que, posiblemente, nos permita diferenciar el trabajo de Ayer del de Trailer Park, ese estudio de publicidad de cine con el cual contó DC para darle más salero y más viveza a la película, después de que el cineasta entregara una primera versión juzgada como 'demasiado seria' por los ejecutivos.

Esta maniobra no debe resultarnos nada extraña: desde 1992, cuando se estrenaron los montajes ampliados de Aliens, el regreso Blade Runner,  estas 'versiones extendidas', 'montajes del director' o como se las quiera llamar son una constante en el cine de terror y fantástico. Y también en el de superhéroes, donde pueden citarse algunos ejemplos (como la reconstrucción del Superman II de Richard Donner, o la versión íntegra en dvd de Daredevil) que, o bien superan a los filmes que llegaron a pantalla grande, bien resultan más dignos que aquellos.

La cuestión es que, haciendo números, resulta que DC ha estrenado tres películas de su nuevo universo superheroico hasta la fecha: El hombre de acero, Batman v. Superman: El amanecer de la justicia y la propia Escuadrón Suicida. Y, de dichos tres filmes, El hombre de acero es el único que aún no ha tenido una expansión en formato doméstico.

Por lo general, una 'versión extendida' se suele editar (o se debería editar) en casos muy concretos. Cuando un director tiene la oportunidad de rescatar su visión de autor, después de que los ejecutivos hayan masacrado su película en postproducción, por ejemplo. En el caso de Ayer, y si hacemos caso a los rumores que apuntan a sus tiranteces con el estudio, esto podría tener su razón de ser.

Pero, ¿qué ocurre con el filme de Zack Snyder? ¿No habíamos quedado en que él es el director creativo de la Distinguida Competencia, y uno de los máximos responsables de sus filmes de superhéroes? Si incluso un director con un cargo tan relevante se ve obligado a publicar 'su' versión, que difiere de la aparecida en pantalla grande, eso no habla demasiado bien de los ejecutivos. O, siendo malpensados, dice poco bueno del propio director, que habría dado su brazo a torcer con demasiada facilidad. En el peor de los casos, podemos recurrir incómodamente a la palabra "sacacuartos": esta clase de versiones, lanzadas con frecuencia en ediciones de lujo, no suelen resultar precisamente baratas.

Asimismo, podemos comparar la actitud de DC con la de Marvel, su eterna rival. De la larga retahíla de estrenos que la Casa de las Ideas ha lanzado desde Iron Man (2008), ninguno ha tenido una versión alternativa. Los defensores de Kevin Feige y sus secuaces podrían alegar que esto es debido a la mayor tolerancia de Marvel para con sus cineastas. Pero, si nos atenemos a los testimonios de Alan Taylor (Thor: El mundo oscuro), y sobre todo a los de Joss Whedon (quien tuvo que eliminar una buena parte de Vengadores: La era de Ultrón para contentar a los señores con traje), esto no es cierto en absoluto: el método de Marvel, basado en un "lo tomas o lo dejas" que considera como definitivo al producto lanzado en pantalla grande, parece responder más bien al deseo de esconder los errores bajo la alfombra, y de acallar a la disidencia.

Así pues, tenemos dos actitudes hacia el blockbuster moderno: una, consistente en aprovechar cualquier recorte, cualquier variación sobre el material presuntamente canónico, para empaquetarla y revendérsela al consumidor en un estuche con tapa metálica. Otra, centrada en la anulación de aquello que todo aquello que no haya contado desde el principio con el visto bueno de los despachos. Sólo el tiempo dirá cuál de estas dos estrategias (la de DC, o la de Marvel) es mejor para las películas y para los espectadores. O, quién sabe, tal vez acabe sentenciando que ambas cosas son dañinas.

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