Los fans de Star Wars y todo el cuerpo de droides astromecánicos de la galaxia están de luto. Ha fallecido Tony Dyson, el creador de R2-D2 para las películas de la saga galáctica de George Lucas. Dyson, ciudadano británico, ha sido hallado sin vida en la isla de Gozo, en Malta, según ha informado la BBC. Tenía 68 años.
A pesar de que los diseños de R2-D2 fueron obra de Ralph McQuarrie, al igual que Darth Vader, Chewbacca o C-3PO, Dyson fue el encargado de convertirlos en algo real. Fue él, propietario de la empresa de juguetes The White House, quien recibió el encargo de fabricar hasta ocho robots distintos para el rodaje de las películas de Star Wars. Construyó cuatro que se podían dirigir con un mando a distancia, dos estáticas con espacio para acoger al actor Kenny Baker (el alma de R2-D2) sentado dentro, y otras dos más desechables para la escena de El Imperio contraataca en la que un monstruo acuático escupe al droide por los aires.
El profesor Dyson también trabajó diseñando y construyendo robots para empresas de electrónica de primer nivel, como Sony, Toshiba o Philips, pero no abandonó el contacto con el cine y el mundo de los efectos especiales artesanales. Su buena mano con las prótesis y los cacharros mecánicos participó en Superman II (1980), Viaje alucinante al fondo de la mente (1980), Saturno 3 (1980) y Moonraker (1979), la aventura espacial de James Bond.
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