Los videojuegos españoles que pixelaron los éxitos de Hollywood

¿Arqueólogos apellidados Jones? ¿Aliens con la cabeza como vainas? ¿Edificios tomados por terroristas? No es lo que parece…

Hubo una época que hoy solemos llamar la Edad de Oro del software español en la que las empresas nacionales de videojuegos florecieron por todos lados. En apenas unos años, las estanterías del país (y de Europa) se poblaron con juegos creados por compañías como Dinamic, Made in Spain, Opera Soft o Topo Soft, a las que hoy se recuerda más que nunca y a las que se dedican libros, reportajes e incluso convenciones de fans de la retroinformática. La época en cuestión comprendió desde los primeros años de la década de los 80 hasta 1992, un periodo en el que los cines proyectaban películas –muchas de ellas tenían una segunda vida en los ordenadores de entonces– en las que los creadores de los videojuegos se “inspiraron” algo más de la cuenta. Además de la parodia española de Star Wars, hay otros casos flagrantes.

Indiana Jones, no. Su hermano

AbuSimbel

En los primeros momentos del fenómeno, la compañía Dinamic Software creó Saimazoom, un juego protagonizado por “Johny” Jones, un personaje al que la carátula definía como “hermano del legendario Indiana” y que tenía que recuperar sacos desperdigados por la selva. El éxito hizo que el protagonista reapareciera en otros dos juegos (Babaliba y Abu Simbel Profanation), en los que viajaba al palacio de un sultán y al interior de una tumba egipcia. En su salto al mercado inglés, la distribuidora optó por cambiarle el nombre llamándole Indiana Smith, curiosamente, el primer nombre que tuvo Indiana Jones. Después de Saimazoom, Dinamic lanzó Rocky, un juego de boxeo con el que hubo que repetir la misma operación del cambio de nombre y que en el extranjero pasaría a llamarse Rocco.

¿Ese no es Michael Douglas?

El misterio del nilo

Otra de las empresas de la época, Made in Spain, se lió la manta a la cabeza en 1986 para lanzar un videojuego inspirado en La joya del Nilo, uno de los taquillazos del año. Cuenta la leyenda que su equipo de creadores intentó negociar para que el estudio 20th Century Fox concediera el permiso desde Los Angeles, pero que las cláusulas del contrato eran tan leoninas que tuvieron que lanzar el juego con el título de El misterio del Nilo y negar una relación con la película que estaba a la vista de cualquier jugador. De hecho, la conexión era tan obvia, que para su lanzamiento internacional hubo que cambiar los gráficos para que el protagonista dejara de ser un clon de Michael Douglas.

Xenomorfo en 8 bits

survivor

Ese mismo año se preparaba un juego que podría haberle causado las peores pesadillas a la Teniente Ellen Ripley. En Survivor, los jugadores de los años 80 controlaban a un extraterrestre que debía deslizarse por el interior de una nave espacial abandonada. Allí, arrastrándose por conductos de ventilación y haciendo frente a otras formas de vida, debía poner huevos en las incubadoras que se encontraban en su interior. Es verdad que en el interior de la nave no había ni gatos asustados ni logos de la Weyland Yutani, pero el parecido del alienígena con la creación de H.R. Giger seguro que le dio algún que otro empujón a la popularidad del juego.

¿Lady pez globo?

SolNegro

Por culpa de un hechizo, Billy y Mónica no pueden seguir adelante con su amor. Cada noche de luna llena, uno de ellos se transmuta en un animal (Mónica en un halcón. Billy en un pez) mientras que el otro recupera su forma humana. Pero ni esto era Lady Halcón, ni Richard Donner tuvo que ver en esta idea. El argumento no era otra cosa que la historia detrás de Sol Negro, un divertidísimo juego lanzado en 1988 y programado, rizando el rizo en la conexión entre juegos y cine, por “Gonzo" Suárez, hijo del cineasta Gonzalo Suárez.

El clon de Tron

zona0

Rafael Gómez, programador de Survivor, repitió experiencia años más tarde clonando las carreras de motos de Tron en un juego llamado Zona 0. Cuenta la leyenda que al igual que sucedió con El misterio del Nilo y La joya del Nilo, se intentó hacer que el videojuego fuese una adaptación oficial de la película de Disney, pero que las negociaciones entre Hollywood y los programadores españoles, una vez más, no llegaron a buen puerto. El programa se lanzó en el año 1991, prácticamente al final de la época, pero no sería el último de todo el fenómeno en el que encontrásemos parecido con una película de éxito.

Nakatomi Picasso

PisoZero

En pleno ocaso de la Edad de Oro se lanzó Piso Zero, un arcade en el que un ejército de terroristas había secuestrado un edificio de oficinas que en la carátula tenía el look de la madrileña Torre Picasso pero que en el fondo, tenía el alma del Nakatomi Plaza de La jungla de cristal. Para hacer que el parecido fuera todavía más evidente, el héroe que debía internarse en el edificio para salvar a los rehenes y acabar con los terroristas, se llamaba, nada más y nada menos que Mac.

Un parecido… ¡bárbaro!

Hundra_Foto

En parte por la picaresca española, en parte por el sincero homenaje y en parte porque nadie pensaba que esto de los videojuegos acabara siendo un negocio multimillonario, puede entenderse que muchos creadores echaran mano de ideas de Hollywood para hacer sus programas. Sin embargo, cuesta algo más comprender que en 1988, el videojuego Hundra fuera una especie de adaptación de una coproducción italohispanoamericana de 1983 surgida al rebufo de Conan el bárbaro y que, desde luego, no fue lo que solemos entender por “un éxito de taquilla”.

Porque vista hoy, es sencillo pensar que el juego fue precisamente eso, una adaptación en toda regla de esa película. Pero la falta de referencias a los titulares de los derechos y al copyright hace pensar que no, que Hundra es un caso como los anteriores y que si nadie nos demuestra lo contrario, se tomaron prestados la idea y el nombre de la película para lanzar un juego de ordenador que, tampoco era difícil, acabó siendo infinitamente mejor que su pariente cinematográfico.

La duda sigue ahí, ¿por qué a alguien se le ocurriría hacer un juego basado en una “serie b”?, ¿fue un homenaje que hoy no podemos entender?. Eso sí, lo que parece que queda claro, es que con derechos cedidos al videojuego o sin ellos, esa coproducción dirigida por el último marido de Jayne Mansfield y con música de Ennio Morricone, se convirtió en la primera película española que tuvo videojuego propio; un lujo que hoy no tienen la gran mayoría de nuestras mejores películas.

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