La 'Civil War' que Marvel no se atrevió a llevar al cine

En los cómics, la batalla entre Iron Man y el Capitán América resultó mucho más brutal que en su adaptación al cine. ¿Le ha faltado valor a la Casa de las Ideas para adaptarla?
La 'Civil War' que Marvel no se atrevió a llevar al cine
La 'Civil War' que Marvel no se atrevió a llevar al cine
La 'Civil War' que Marvel no se atrevió a llevar al cine

A lo largo de su historia, Marvel ha sufrido unas cuantas guerras civiles. Varias de ellas, de hecho, han tenido lugar en sus despachos. Pero, ahora mismo, a nosotros nos interesan dos. Una de ellas se desarrolló sobre papel y en viñetas, mientras que la otra acaba de llegar al cine. Ambas comparten buena parte de sus premisas: un error que causa víctimas civiles, una ley que aspira a controlar las actividades de los superhéroes y un enfrentamiento que divide a éstos en dos bandos, encabezados por Iron Man (los partidarios de la legalidad) y por el Capitán América (aquellos que quieren seguir actuando por libre). También comparten su título, o al menos parte de él: una es Civil War, el evento planeado por Mark Millar (Kick-Ass, Wanted) que creó polémica entre los marvel zombies cuando se desarrolló en 2006. La otra es Capitán América: Civil Warla película con la que Anthony y Joe Russo se confirman como directores estrella de la Casa de las Ideas. Y, por lo demás... pues no se parecen en casi nada.

¿Dónde está la diferencia básica entre la Civil War de cómic y la de cine? Expliquémoslo, advirtiendo de antemano que aquí habrá SPOILERS. Punto número uno: la guerra civil concebida por Millar es muchísimo más cruenta. En lugar de causar decenas de víctimas en Nigeria, como muestra el filme, el incidente que desencadena la versión en papel tiene lugar en plena Nueva Inglaterra, y causa más de medio millar de muertos (muchos de los cuales, para mayor incomodidad del lector, son niños). A lo largo de la historia, el conteo de bajas no hace sino crecer. Punto número dos: los factores en juego durante el conflicto son algo diferentes, mediando especialmente esas identidades secretas ausentes casi por completo en el Universo Cinematográfico Marvel.  Y, por último, a lo largo de la historia, tanto el 'Capi' como 'Cabeza de Lata' (y sus aliados respectivos) experimentan una caída moral casi inconcebible en sus encarnaciones como Chris Evans Robert Downey Jr. Los que se atienen a las normas acaban convertidos prácticamente en nazis, mientras que quienes operan al margen de la ley se vuelven más y más similares a terroristas.

¿Por qué Capitán América: Civil War ha suavizado tanto esta historia? ¿Le falta valor a Marvel para explorar los lados más oscuros de su universo en pantalla grande? Y, lo más importante, ¿habríamos tenido una película mejor si hubiera sido así? Para dirimir esta cuestión, CINEMANÍA se dirige a dos expertos. Por un lado, Chema Mansillacolaborador de esta casa y director de la web Todo MarvelPor el otro, tenemos a Juanma Ruizcrítico en la revista Caimán Cuadernos de Cine. Dos expertos que, antes de lanzarse a la brega, coinciden en varias cosas: a ambos les ha encantado el filme de los Russo... y piensan que, si éste no es más similar al tebeo, eso es debido tanto a razones estructurales como a decisiones creativas.

"Para empezar, la diferencia está en que no hay tantos personajes en el cine como en los cómics", explica Mansilla, recordando que el conflicto de las viñetas implicó a héroes (los X-Men, los Cuatro Fantásticos) cuyos derechos para el cine no pertenecen a la Casa de las Ideas. Ruiz, por su parte, señala que el Universo Cinematográfico Marvel es "un mundo sin apenas identidades secretas". En el cómic, gran parte del conflicto gira en torno al miedo de los héroes a revelar sus nombres al gobierno. Y, de hecho, la 'salida del armario' de Spider-Man (quitándose la capucha en público para apoyar a Tony Stark) es uno de los puntos culminantes de esta versión.

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Pero vayamos al lío: las ansias de Marvel por no mojarse se dejan ver ya desde el origen de la 'Guerra Civil', trasladado desde EE UU a África y muy reducido en cuanto a su truculencia. "El comienzo está muy dulcificado: supongo que el tema del terrorismo es algo que quieren coger con pinzas", comenta Chema Mansilla. En su opinión, prosigue, "si lo llevan a África es para seguir con el tono de Vengadores: La era de Ultrón, haciendo ver que los Vengadores no son sólo estadounidenses: son internacionales". Mansilla, eso sí, apunta que los actos destructivos de los superhéroes hubieran tenido un cariz muy distinto de haberse desarrollado en EE UU... y en plena Quinta Avenida, como sucede en el tebeo. "Una invasión alienígena puede destruir Nueva York. Iron Man, no", señala el experto, considerando a los gerifaltes de Marvel como "cobardes" por no haber desencadenado la destrucción "en un país europeo, por ejemplo" y por haber rehusado mostrar el daño que una pelea entre sujetos con superpoderes puede causar entre la población civil. "¿Es corrección política, o ha sido para evitar comparaciones con El hombre de acero?", se pregunta.

Juanma Ruiz ofrece otro punto de vista: "Para mí, uno de los aciertos de la película es que la línea entre el bien y el mal se difumina: los héroes intervienen en un país extranjero, como hace Estados Unidos. Y causan bajas civiles". De ahí, indica, que al espectador le resulte más fácil empatizar con la postura de Tony Stark, partidario de "un control de las Naciones Unidas sobre ese 'ejército estadounidense' que son los Vengadores". Así, opina Ruiz, "el paralelismo con intervenciones como la de Irak es así más evidente que si el incidente hubiera ocurrido, pongamos, en Francia. O en un barrio residencial americano, como en los cómics".

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Geopolítica aparte, hay un aspecto sobre el que cabe meditar. Mientras que, en sus guiones, Mark Millar se permitió degradar a los personajes casi hasta el punto de la caricatura grotesca, los hermanos Russo y los guionistas de Capitán América: Civil War apenas han querido llevar a sus protagonistas por esos derroteros, que les habrían hecho quedarse sólo en "súper" (sin lo de "héroes") por el camino. Para Juanma Ruiz, esta deriva de los personajes no hubiera podido exponerse con claridad en un filme, aunque éste dure dos horas y media. "Eso es algo que podríamos haber visto si el 'evento Civil War' se hubiera ramificado en varias películas y/o series de TV, al estilo de los megacrossovers habituales de Marvel", considera. Y Chema Mansilla, por su parte, lo enfoca desde el deseo de complacer al público: mostrar según qué cosas, indica, "hubiera traumatizado a toda una generación que ahora tiene ocho años...".

¿A qué cosas se refiere Mansilla? Pues a algo que sólo habríamos visto en una pantalla si Marvel tuviese mucho valor, o la intención de prescindir de Chris Evans: la muerte del Capitán América. Tras el fin de Civil War (el cómic), un Steve Rogers derrotado y avergonzado de sí mismo es asesinado de un tiro cuando se le lleva a juicio. Llevar a cabo ese giro de guión, aduce nuestro experto, hubiera sido casi imposible, pero hubiese permitido mostrar una escena poderosísima: "Lo que yo de verdad quería ver era, precisamente, la caída de Tony Stark, velando el cuerpo de su amigo y replanteándose toda su vida".

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Esta renuncia a llevar sus premisas hasta el fondo puede ser cuestionada o defendida desde términos creativos. Pero, si nos ha sorprendido a algunos, ha sido por venir firmada por el mismo equipo que Capitán América: El Soldado de Inviernoincluyendo a los guionistas Christopher Markus Stephen McFeely. El filme de 2014, recordemos, se llevó alabanzas y críticas tanto por parte de los medios conservadores como de la izquierda estadounidense, debido a un final que [SPOILERS] acababa convirtiendo a Steve Rogers y a la Viuda Negra (Scarlett Johansson) poco menos que en trasuntos de Edward Snowden Chelsea Manning, revelando secretos del gobierno de EE UU y provocando el derrumbe de sus servicios de inteligencia. Pero esta película, que podría haber llegado mucho más lejos, no apura su potencial para la controversia. ¿Es esto un paso atrás en la 'madurez' de las películas de Marvel?

Para Juanma Ruiz, no lo es en absoluto. Y, explicando por qué lo ve así, nuestro experto le da un pullazo a la Distinguida Competencia:  "No hay que confundir (como hace Zack Snyder) madurez con solemnidad. Aquí se tratan temas de mucho calado, como ese intervencionismo USA que mencionábamos antes. Solo que se tratan en un tono superheroico, mientras que El Soldado de Invierno tenía un tono casi de thriller de espías". Según Chema Mansilla, "El Soldado de Invierno era hija de un momento en el que EE UU empezaba a reaccionar a las politicas sospechosas de su gobierno", mientras que Civil War sería "una respuesta a todas esas renuncias de derechos y privacidad que estamos viendo ahora en los telediaros. En esta película, los Vengadores firman (o no) su propia ley mordaza". Según apunta el experto, esto evoca ese sesgo más o menos izquierdista que ha presidido algunas de las mejores etapas de Marvel. Y también, aunque esto pueda sorprender a algunos, muchas de las mejores aventuras del Capitán América en las viñetas.

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La tentación de meterse en aguas pantanosas (sobre todo en lo que respecta a la política) viene de lejos en la Casa de las Ideas. Dejando aparte ejemplos recientes, tenemos la saga del Imperio Secreto, historia escrita por Steve Englehart en 1974 donde el 'Capi' investigaba las cloacas del gobierno estadounidense... y acababa presenciando el suicidio de un presidente anónimo y sin rostro, pero identificado claramente con Richard Nixon. ¿Veremos alguna vez en el cine deconstrucciones tan radicales del Universo Marvel, o comentarios así de agrios sobre la actualidad? Nuestros entrevistados opinan que no, pero por razones diferentes: "En los cómics hemos visto siempre la dinámica acción-reacción", observa Juanma Ruiz. "Después de la deconstrucción vuelve el 'neoclasicismo', el héroe intachable y luminoso. Creo que Marvel ha sabido sumarse al carro de la 'contrarreforma' que tocaba después de los Batman de Christopher Nolan, de El protegido o incluso de las dos primeras películas de X-Men". Por otra parte, señala, la oscuridad y el cinismo ya tienen un espacio en la producción Marvel, mediante sus series para Netflix como Daredevil, Jessica Jones y la inminente Luke Cage.

Chema Mansilla, por su parte, se atiene a lo práctico: "Si quiere seguir estrenando películas con calificación PG-13, Marvel nunca llegará tan lejos", opina. Algo que es, hasta cierto punto, una pena. Y no sólo por las historias clásicas de las que se podría sacar partido para el cine, sino también por algunas colecciones actuales que se prestarían a dar la campanada y suscitar artículos de opinión enconados. Tómese, por ejemplo, la colección actual del Capitán América, con Sam Wilson (el Halcón encarnado por Anthony Mackie) empuñando el escudo y embarcado en una cruzada contra el racismo. Por lo pronto, esta encarnación del 'Capi' ha hecho escupir llamas a los tertulianos de Fox Newspero ¿qué ocurriría si llegase al celuloide? Mansilla lo tiene claro: "Habría tiroteos en los cines de Texas".

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