11 películas miniaturizadas

Cuando te vuelves pequeño, el mundo adquiere una escala gigante. Los héroes de 'Epic: el mundo secreto' lo saben, y los de estos filmes también. Por YAGO GARCÍA
11 películas miniaturizadas
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11 películas miniaturizadas

Cuando se contempla el mundo en la pantalla de un cine, sobre todo en uno de los grandes, todo adquiere una escala sobrehumana. Y hay veces en las que ese efecto se multiplica: bien por el socorrido accidente científico de turno, bien porque el mundo les hizo así, los protagonistas de una película pueden ser pequeños, muy pequeños, con lo que ello supone para su perspectiva... Y para la nuestra como espectadores. Ese es el caso de Epic: el mundo secreto, una película escrita por William Joyce (El origen de los guardianes) que llega a hoy las salas. Y, también, de todos estos filmes que te recordamos ahora.

El increíble hombre menguante (J. Arnold, 1957)

En el fondo es grande porque... ¿Un clásico impepinable sobre un héroe miniaturizado? Pues, pese a las décadas, seguramente sea esta película. Guionizada por Richard Matheson y dirigida por un infravalorado titán de la serie B, la odisea del ingeniero Grant Williams ofrece escenas que impactan aún hoy (sobre todo, el combate contra la tarántula) y reflexiones metafísicas que, si bien muy a tono con su época, no resultan forzadas en absoluto.

El pequeño gigante (George Pal, 1958)

En el fondo es grande porque... Bueno, vale, esta revisión del cuento de Pulgarcito es un rato ñoña, y al menos uno de sus personajes (Confuso, el tentetieso chino) podría ganarle un lugar en nuestro informe sobre filmes que fueron racistas sin pretenderlo. Pero también es un ejemplo estupendo del uso de la escala, a la altura de Los viajes de Gulliver (1960), y de la combinación entre stop motion y actores reales: no por nada la dirigió el autor de El tiempo en sus manos. A su protagonista Russ Tamblyn le hemos podido ver, más crecidito, en filmes tan dispares como West Side Story, Django desencadenado y Drive.

Viaje alucinante (Richard Fleischer, 1966)

En el fondo es grande porque... Capaz tanto de lo mejor (Los vikingos) como de lo peor (Conan el destructor), Fleischer se portó muy bien en esta obra de madurez, demostrando que había sido médico antes que cineasta. Con una excusa argumental hija de la Guerra Fría (salvar la vida de un científico desertor del Pacto de Varsovia), un grupo de científicos y un submarino son miniaturizados a tamaño celular para entrar en un cuerpo humano, si los leucocitos les dejan. Entre los aventureros encontramos al villano de Ben-Hur (Stephen Boyd), a Raquel Welch y a Donald Pleasance, sacándole partido a su registro de tipo inquietante.

La increíble mujer menguante (Joel Schumacher, 1981)

En el fondo es grande porque... Dejémoslo en que La increíble mujer menguante es un ejemplo de cómo el cine de los 70 y los 80 podía reciclar la premisa más ilustre para convertirla en una encantadora chorrada. La señorita del título es Lily Tomlin, que durante estos años no ganaba para sustos (recordemos que también compartía cuerpo con Steve Martin en Dos veces yo), y en lugar de para una ración de épica doméstica, la premisa sirve como pie para una historia de espionaje, y también para una sátira de la cultura publicitaria. Todo ello tan kitsch como corresponde a un filme del inefable Schumacher (Batman y Robin).

El chip prodigioso (Joe Dante, 1987)

En el fondo es grande porque... La premisa de El chip prodigioso no deja de ser un virado ochentero de Viaje alucinante. Y, además, muchos espectadores pueden encontrar en ella un obstáculo insalvable, en forma del cómico Martin Short y sus gesticulaciones. Aun así, el director de Gremlins logró un buen relato de aventuras convirtiendo en corpúsculos a Dennis Quaid y su vehículo intracorporal. Extremadamente tontorrona por momentos, tanto como divertida, este filme cuenta con otro punto a su favor: se trata de la película favorita de Jake Gyllenhaal cuando era niño. Palabra.

Cariño, he encogido a los niños (Joe Johnston, 1989)

En el fondo es grande porque... Si creciste en los 80, o incluso más adelante, es posible que siempre soñaras con cabalgar sobre una hormiga. Lo cual resulta comprensible: el futuro director de Rocketeer y Capitán América (uno de esos artesanos condenados al menosprecio para los restos) entregó un pequeño gran clásico contándonos las aventuras del inventor Rick Moranis y sus hijos miniaturizados. Uno de los filmes de imagen real más exitosos de Disney, Cariño... generó toda una franquicia, con dos secuelas (las cuestionables Cariño, he agrandado al niño y Cariño, nos hemos encogido a nosotros mismos) y una serie de TV.

Pulgarcita (D. Bluth, G. Goldman, 1994)

En el fondo es grande porque... Eterno rival de Disney en el género de animación, Bluth (En busca del valle encantado) recurrió al repertorio de trucos de sus competidores, adaptando un cuento de Hans Christian Andersen en forma de musical animado. La película, aunque no llegó al éxito de su saga con dinosaurios, se portó bastante bien en taquilla, y al menos resulta mejor que El jardín mágico de Stanley y Anastasia, sus siguientes trabajos. Como dato curioso, Pulgarcita cuenta con la actriz de voz Jodi Benson (Ariel en la versión original de La sirenita) para interpretar a su protagonista.

Los Borrowers (Peter Hewitt, 1997)

En el fondo es grande porque... En España, las novelas de Mary Norton sobre una familia de duendes son conocidas gracias a su adaptación para TV, Los diminutos. Algo que no cambió cuando esta versión en imagen real, más bien floja, llegó a los cines. Mucho ojo, no obstante, porque además de a John Goodman (como villano) y Jim Broadbent (patriarca del clan titular) en esta película aparece el mismísimo, y jovencísimo entonces, Tom Felton, el futuro Draco Malfoy de la saga Harry Potter.

Arthur y los Minimoys (Luc Besson, 2006)

En el fondo es grande porque... En el cine francés, Luc Besson viene a ser algo así como el perejil de todas las salsas. De ahí que no nos extrañe que el cineasta y productor se sacase de la manga esta aventura algo tópica en sus postulados (el niño Freddie Highmore encoge y descubre una civilización de criaturas diminutas) pero que funcionó lo bastante bien como para generar dos secuelas: Arthur y la venganza de Malthazard y el colofón Arthur y la guerra de los mundos.

Arrietty y el mundo de los diminutos (H. Yonebayashi, 2010)

En el fondo es grande porque... Efectivamente, Arrietty... es otra versión para el cine de los cuentos de Mary Norton. Pero, tratándose de un trabajo de Studio Ghibli (la productora de Hayao Miyazaki), sus resultados no podían ser más diferentes de las adaptaciones anteriores: donde el filme de 1997 apostaba por la comedia disparatada, el anime japonés optó por la creación de atmósferas y una historia agridulce sobre el desencantamiento del mundo y el paso a la madurez. Ayudado todo ello por la tremenda banda sonora de Cécile Corbel.

Los pitufos (Raja Gosnell, 2011)

En el fondo es grande porque... Nos despedimos con una nota de polémica. Porque, si bien es cierto que volvió a poner de moda a los personajes de Péyo, que reavivó su recuerdo entre los más pequeños y que una película con Neil Patrick Harris nunca puede ser mala del todo, también es un 'estupendo' ejemplo de cómo el CGI quiere reinventar tu infancia... para destruírla en el proceso. Como señalamos en su momento, los diminutos personajes de esta película, y de su secuela Los pitufos 2 (2013) hacían todo lo posible para acercarse al valle inquietante, y también, a veces, para cruzarlo.

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