CINEMANÍA nº 245

Leonardo DiCaprio, a la caza del Oscar
CINEMANÍA nº 245
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DIRECTOR´S CUT: ATRÁPALO SI PUEDES

1. MISTERIO DICAPRIO. Pongámonos mainstream. Muy mainstream. Temporada de premios, ya se sabe. Hagamos como si eso de los Oscar fuera la cosa más prestigiosa de las cosas que nada importan. Preguntémonos por qué razón Leonardo DiCaprio no ha obtenido todavía el refrendo de la Academia de Hollywood por su trabajo. Es curioso, porque siempre habíamos creído que ser joven y guapo era una ventaja para todo. Pues no. Incluso en esta defensa apasionada de DiCaprio podríamos discutir sobre si su cara de niño le ha restado severidad, ha disminuido su impronta en algunos papeles que parecían predestinados al bingo. Podemos debatir también sobre si sus nominaciones eran la mejor muestra de su talento: quizá las interpretaciones que no lograron candidatura (da hasta apuro recordar que se quedó a dos velas y ni siquiera le dejaron entrar al Dolby Theatre con Atrápame si puedes, Gangs of New York, Revolutionary Road o Django desencadenado) eran aún más potentes. Pero lo que hace incomprensible el obvio rechazo de la Academia (léase la industria) es que este actor de interesantísimas prestaciones (más allá de matices y gustos íntimos) es un pilar de Hollywood que sigue llevando a la gente al cine con su nombre en los créditos y su rostro en los afiches. Es el gran enigma del oropel cinemaníaco posmoderno. Enfrentado cara a cara con el Oscar en una cruenta batalla que todavía dura, ningún otro actor actual sería capaz de vender tantas entradas como para pagar las grandes producciones de Scorsese, Ridley Scott, Baz Luhrmann, Tarantino o Iñárritu. Guapo (aunque se le está poniendo cara de pan) y cada vez menos joven, Leo DiCaprio va perdiendo por goleada, pero todavía no ha dicho la última palabra. Domingo 28 de febrero, próximo capítulo.

2. CAMBIO CLIMÁTICO. Todavía recuerdo sus vaciles a Kirk Cameron en Los problemas crecen. Ahí empezó a ganarme para los restos. Tras unos cuantos años de devaneos personales y experimentación interpretativa (¿o era al revés?), DiCaprio ha buscado desaforadamente obtener el respeto profesional. Ha seguido pululando de modelo en modelo, cierto, pero ha añadido un halo creciente de misterio, compatible además con un activismo militante a favor del ecologismo. El compromiso es parte de su encanto. Se ha postulado contra el calentamiento global, en favor de las energías alternativas y ha llegado a donar miles de dólares al Partido Demócrata, alineando de paso cada vez más su vida privada con su filmografía, que comenzó con un aura de adolescente inquieto pero fue apartándose de su condición de guapo oficial de Hollywood tras Titanic. Curiosamente, aquel exitazo fue para él un fracaso: lo único que se marchó sin nominación en el filme que alcanzó el récord de 11 estatuillas de Ben-Hur. Con El renacido, Di Caprio espera su primer Oscar con gabardina y paraguas. Razón de más para jugarse el pescuezo entre la nieve de los tramperos de Norteamérica: si llueven estatuillas, será señal de que se puede acabar con el cambio climático. Al menos en Hollywood.

3. CONTRA EL LADO OSCURO. Con cada copia el malo se hace más fuerte. Todos lo intuíamos de buena fe, pero nunca antes lo habíamos visto tan claro: lo podéis comprobar en la página 39, en una pequeña campaña con la que nos unimos a la denuncia de la piratería, uno de los grandes males (hay otros 21 al menos) que aquejan al cine en España. Queremos dar las gracias a Pedro Soler, Antonio Pacheco y a todos los cracks de la agencia FCB (por supuesto, también al maestro Jaume Vilardell, un genio de la ilustración) por echarle Arte a nuestra imaginación y poner dibujos y palabras precisas a nuestros pensamientos y a nuestras ganas de defender el trabajo y el talento de la gente que se dedica a hacer películas y acercarlas a los espectadores. Consumir cine a través de las múltiples formas legales que tenemos a nuestro alcance contribuye, además de a nuestro disfrute, solaz, conocimiento o puro entretenimiento, a sostener una industria cultural que, además de una forma civilizada de progreso (con o sin palomitas en la sala, ese es otro debate), es un medio digno de ganarse la vida de muchas personas. Nosotros siempre lo hemos tenido claro, ni nuestro temido Darth Vader puede convencernos de que caigamos en el lado oscuro. CINEMANÍA, contra la piratería.

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