OPINIÓN

Cartas cinéfalas: Correspondencia entre los hermanos Lumière

Cartas cinéfalas: Correspondencia entre los hermanos Lumière
Cartas cinéfalas: Correspondencia entre los hermanos Lumière
Cartas cinéfalas: Correspondencia entre los hermanos Lumière

Querido hermano Auguste:

¡Qué contento estoy! ¿Viste cómo se comportó la gente cuando proyectamos Llegada del tren a la estación de La Ciotat? ¡Se volvieron locos! ¡Salieron despavoridos! Se creían que iban a ser atropellados por la locomotora. ¡Fue increíble! ¿Ves como tenía razón? En sus caras se reflejaban el terror y la excitación. Esto que tenemos entre manos es muy grande, Auguste; va a ser el gran entretenimiento del siglo que viene, pero tenemos que obrar bien… Sueño un futuro con películas más largas (quizás 90 minutos de duración), con acción, muertes, imágenes extraordinarias, imposibles e incluso inapropiadas (y, sí, me refiero a desnudos), donde acaso lo importante no sea lo que se cuenta, sino cómo se cuenta.

Se despide, lleno de entusiasmo, tu hermano.

Louis

Querido hermano Louis:

Yo también estoy muy emocionado, y claro que vi la reacción del público durante la proyección: estaba allí contigo. Reconozco que fue divertido, pero creo que nuestra invención ha de servir para más cosas, no sólo para entretener. Me explico: este nuevo lenguaje debe ser una oportunidad para contar buenas historias. Pero nada de hacerlo con secuencias de imágenes precipitadas y rápidas, sino más bien reposadas y lentas (¿90 minutos de duración? Yo anhelo 280, incluso 300 minutos), donde los actores dialoguen mucho, o no, compartan silencios simplemente… No sé… Pero es que pensar que nuestra creación sirva para producir películas vacías, infantiles, llenas de estereotipos y pirotecnia, donde se adivine en todo momento aquello que va a suceder y donde sólo se apele (como insinúas en tu misiva) a instintos primarios, me lleva al desánimo y la melancolía. No era eso, Louis, no era eso.

Piensa en ello.

Se despide, esperanzado con tu respuesta, tu hermano.

Auguste

Querido hermano Auguste:

Después de leer tu carta, y ante la expectativa de que finalmente se cumpla tu deseo y no el mío, he decidido romper el puto proyector.

Un abrazo.

Louis

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