OPINIÓN

Sherlock 4x3: El problema final (y qué decepcionante final)

Sherlock 4x3: El problema final (y qué decepcionante final)
Sherlock 4x3: El problema final (y qué decepcionante final)
Sherlock 4x3: El problema final (y qué decepcionante final)

SPOILERS DE ‘SHERLOCK’ 4×03

Recién acabado el episodio, en caliente, hubiera dicho alguna que otra barbaridad de Steven Moffat y Mark Gatiss. ‘El problema final’ es con toda seguridad el último problema al que se enfrente Sherlock. Y duele. Duele ver este remate alucinógeno, en el que, de forma confusa, se mezclan una farsa tras otra con el fin de descolocar al mismísimo Sherlock, y por ende, al propio espectador.

El fan incondicional de la icónica serie habrá disfrutado de las múltiples deducciones del detective, se habrá emocionado al descubrir que Sherlock también puede decir: “Te quiero” (¿o no?) y abrazar a su maquiavélica hermana, y habrá exculpado de todas todas a esta pareja televisiva, todo un clásico ya. Pero si el primer episodio de esta cuarta temporada era un tanto oscuro (algo que me chocó pues no me esperaba tan arriesgado giro) y el segundo episodio, entretenidisimo y emocionante, logró mantenerme expectante, para mí, este tercer episodio (y supuesto remate de la serie, no lo olvidemos) es un auténtico disparate.

Además de que muchas de las acciones de los personajes son absurdas y no tienen por donde cogerse (Eurus sale de Sherrinford para marear la perdiz, vuelve a entrar para atraer a su hermano; la torpeza de Mycroft al esconder a su hermana; ¿en qué ha ayudado Eurus al Gobierno?; la trama de los piratas; la “resurrección” tic-tac de Moriarty; ¿qué pasó con Irene Adler?…), es que la trama en sí misma carece del gancho de las historias detectivescas de Holmes & Watson, que aquí “sobreviven” cual marionetas a las directrices de una perturbada, cuyas decisiones son ilógicas y, por tanto, impredecibles.

Como espectador no entré en el juego, no entendía las reglas y mi contrincante (los guionistas) tenían demasiados ases escondidos en la manga. Pero el episodio tiene momentos memorables, claro, secuencias de gran impacto, con las que los guionistas pretenden epatarnos. Algunas relacionadas con el miedo y los niños. Una niña asustada en un avión que va a estrellarse. Una niña viejuna a lo El resplandor correteando por un pasillo (el payaso de IT). Un niño asustado en un pozo a punto de morir.

Eurus finalmente hace las paces con su hermano. Tampoco sé muy bien por qué ni me importa a estas alturas. Que esta serial killer pueda “dormir” a Sherlock y a Watson y trasladarlos de la fortaleza a la casa de su infancia, y que, además, haya hipnotizado al personal para hacerlos creer que ella era la niña del avión… me supera.

¿Podría, de todas formas, tener un final satisfactorio a pesar de todo? Regresa la fallecida mujer de Watson con otro de sus monólogos (one more time) para recordarnos a ¿sus chicos de Baker Street? uno es un yonqui que resuelve crímenes y el otro, un médico que nunca volvió de la guerra. Siempre van a seguir ahí aunque nosotros no los veamos (o sí). Esta despedida con ellos rehaciendo sus vidas y saltando en un plano que se congela en el último segundo es frustrante. Una serie que nos ha dado tan buenos momentos, cuyos actores han bordado sus interpretaciones y que nos ha mantenido en suspense con algunos de sus brillantes casos no se merecía ni una trama incoherente ni un desenlace de tv movie. Pero mirémoslo por el lado positivo: es la mejor excusa para que Benedict Cumberbatch y Martin Freeman vuelvan.

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