OPINIÓN

Mr. Robot, segunda temporada: el control, ¿es una ilusión?

Mr. Robot, segunda temporada: el control, ¿es una ilusión?
Mr. Robot, segunda temporada: el control, ¿es una ilusión?
Mr. Robot, segunda temporada: el control, ¿es una ilusión?

El final de la primera temporada de Mr. Robot nos dejó con el culo torcido. ¿Quién había ayudado a Elliot en su cruzada contra el sistema? Cuando metió la mano en el palomitero, ¿era para coger la pistola escondida? El apoyo en masa a FSociety colapsaba Times Square. FSociety for president! Elliot era capaz de pegarse a sí mismo a lo El club de la lucha y de volver a casa compartiendo un vagón de metro con una señora y su loro. El caos afectaba a Elliott que lloraba, arrepentido. Alguien llamaba a su puerta y… fundido a negro. Elliott se convertía en el blanco de los poderosos. Whiterose, aquel travestido que ahora, discreto, pasaba desapercibido en traje de chaqueta, parecía urdir el plan perfecto. Y, sí, Mr. Robot y todas sus incógnitas se convertían así en todo un fenómeno. Christian Slater levantaba cabeza seriéfila siendo el Tyler Durden de Elliott y nos preguntábamos cómo podría la pareja continuar siendo el atípico tándem si Elliott odiaba al yo en el que se había convertido.

En este doble episodio de la segunda temporada de Mr. Robot continúa el ataque a los bancos, a las grandes corporaciones que manejan los hilos desde la sombra; el miedo a la locura, al futuro anárquico. También esos magníficos encuadres en los que se da aire por encima de las cabezas, pareciendo que todos los protagonistas de Mr. Robot estén siempre con el agua al cuello. Fondos desenfocados y cenitales mágicos que potencian la irrealidad. Cambia Elliot: de El club de la lucha a Trainspotting. Elliot se desintoxica (lo intenta) del mundo virtual.

Conocemos al niño Elliot, aquel que se cae por la ventana (le empujan) a lo Bran Stark. Obama habla por televisión preocupado por FSociety dándole un punto quijotesco al asunto. La hija de Meryl Streep (Grace Gummer) es la nueva Kojak con su chupachús y su buenrollismo, pero como agente del FBI implacable no hay quien le gane. Y ese Craig Robinson y su perro, comparando la pasividad del chucho (su ignorancia) con la felicidad de esos muchos que cierran los ojos.

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Elliot se ha sumergido en una rutina en la que le tranquiliza escuchar cómo Seinfeld no tiene sentido y no hay que darle mas vueltas al asunto (y más de boca de un personaje negro, cuando en la serie de Jerry Seinfeld se contaban con los dedos de una mano, aunque ahora mismo no recuerde ningún actor negro). Elliot está convencido de que es un peligro y se aparta. El control es una ilusión, se dice, mientras lo escribe de forma compulsiva en su diario. No confía en sí mismo, ni en su Tyler Durden. Acude a un grupo de una iglesia. La voz en off nos va detallando su día a día, siempre acentuando la pasividad. Hasta que aparece su álter ego. La revolución necesita un líder, dice, mientras lee el Penthouse en el que aparece una modelo con máscara.

Frente al zombie Elliot, a este personaje que haría vomitar al mismísimo Che Guevara, Darlene, el polo opuesto. Si ahora mismo hay un líder es ella. Mientras Elliot intenta controlar su locura (en forma de bala en bucle), Darlene intenta controlar a los enaltecidos seguidores de la rebelión (esos que le cortan las pelotas a Wall Street). No soy un tumor, soy un órgano vital. El pepito grillo de Elliot le va comiendo terreno mientras Darlene consigue movilizar a los suyos. Mientras Elliot teme el control, Darlene controla la situación. Mientras Elliot cree en la rutina, Darlene apuesta por el cambio.

El regreso de Mr Robot augura una nueva temporada con más intrigas y metáforas que convierten a esta serie de USA Network en algo muy especial dentro de la parrilla. Ver de fondo la nueva torre neoyorquina de la Zona Cero mientras un jefazo sin escrúpulos quema un montón de dinero es poesía pura. Empatizar con esa cliente que quiere sacar su dinero del banco pero se lo impide una burocracia inventada le toca la fibra a cualquiera. El presidente Roosevelt cerró los bancos un día festivo y los fue abriendo a medida que funcionaban, pero todo era mentira, nos cuentan a modo de fábula de terror contemporáneo. La gente pensaba que el Gobierno lo tenía todo bajo control... Pero ya sabemos, como Elliot, que el control es una ilusión. El engaño no funciona sin la confianza. ¿Se acabó por fin esta confianza del ser humano, este cerrar de ojos ante lo bueno conocido?

Mr Robot mantiene la tensión en su ambigua propuesta. Espero grandes momentos y diálogos, y muchas más claves, como ese código oculto en el diario de Elliot que lleva a la web Confictura Industries, que es como se llama la marca del propio diario en el que escribe. En Reddit hablan de este peculiar Easter Egg :) Hoy hemos sabido, además, que aspira a seis candidaturas al Emmy. Esto no ha hecho más que empezar.

La segunda temporada de Mr Robot se estrena hoy en Canal+ Series

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