Katharine Hepburn, actriz y diseñadora de (su) vestuario

Parecía que no le gustaba la moda. En cuanto salía de un set de rodaje, era imposible ver a Katharine Hepburn (1907-2003) vistiendo otra cosa que no fueran sus pantalones de pinzas, su camisa masculina, camiseta de cuello alto y unos zapatos cerrados (los Buckles, hechos a medida en la zapatera londinense John Lobb). En fotos promocionales, posando para revistas. Siempre igual, ella era de pantalón. Y hasta de vaqueros, como en esta imagen de 1932, adelantándose décadas a James Dean, y cabreando a su estudio. "Hace mucho me di cuenta de que las faldas son inútiles –decía en el documental All About Me (1993)–; cada vez que oigo a un hombre decir que prefiere a una mujer con falda le digo: 'Ponte una. Ponte una falda". Primero la RKO y después la Metro intentaron moldearla como al resto de divas del Hollywood dorado, pero ella, hija de padre médico y madre feminista comprometida, no se rindió. Mantuvo su estilo libre, único, hasta que su estilo se convirtió en el estilo de una época. Y en una inspiración para las que vinieron. Pregúntenle a Diane Keaton o era… (a Annie Hall).

La New York Public Library for the Performing Arts rinde homenaje en esta exposición (titulada Katherine Hepburn, Dressed for Stage and Screen) a ese estilo rebelde y redescubre una Katharine Hepburn obsesionada con la perfección del vestuario que usara ya fuera en cine o en teatro. Por un lado, debía adecuarse al personaje, pero sobre todo debía favorecerla. Jane Greenwood, que la vistió en sus últimas obras de teatro, dijo que era una actriz complicada de vestir: "Tenía una gran colección de ropa, sabía mucho sobre vestuario y sobre ella misma".

Como otras actrices entonces, ella escogía o, al menos sugería, el diseñador de vestuario que quería en cada obra o película. Sus favoritos: Valentina (en teatro y en su armario personal), Walter Plunkett, Adrian, Irene, Margaret Furse, y en los últimos años Noel Taylor. Aunque para cuando se incorporaba el diseñador, la mayoría de las veces ella ya tenía claro qué debía ponerse o incluso se había comprado la ropa, como en Alice Adams (1935, su segunda nominación a los Oscar), para la que ella misma se fue a la boutique de Hattie Carnegie a comprarse accesorios y le añadió lazos negros al vestido que Walter Plunkett le había diseñado. Para que pareciera más "hortera".

Katharine Hepburn se compró y arregló su vestuario para interpretar a Alice Adams.

En su casa de Nueva York, Katharine Hepburn tenía un armario donde guardaba la ropa que se fue llevando (o comprando) de sus obras de teatro y películas. Tras su muerte, todo ese vestuario fue inventariado y donado, como ella quería, a una institución educativa, el Ken State University Museum de Ohio. De allí proceden todos los vestidos que se exponen ahora en Nueva York junto a fotografías, pósters y diarios de la actriz. Hemos seleccionado algunos de los más curiosos y especiales.

En la realidad, Katharine Hepburn sólo se casó una vez (con Ludlow Ogden Smith) y aquella boda fue más que suficiente para ella. Ni siquiera le importó no hacerlo con el amor de su vida, ya casado y que nunca se divorció, Spencer Tracy. Tuvieron que conformarse con fingirlo en La mujer del año, su primera película juntos. El vestido diseñado por Adrian que lució en esa película no está en la exposición, pero sí se pueden ver el que lució en su primer gran fracaso teatral The Lake (1933, izq.), diseñado por Howard Greer; y el de organza rosa que le creó Valentina para interpretar por primera vez a Tracy Lord en el teatro en Historias de Filadelfia (1939). Un vestido que se arreglaría 34 años después para volver a usarlo en la TV movie The Glass Menagerie (abajo, dcha.) Para la versión de cine de Historias de Filadelfia (1940, izq.) eligió a Adrian, diseñador de cabecera de Greta Garbo.

O al menos era el que mejor sabía lo que le sentaba bien a la actriz. Como diseñador en plantilla de la RKO y amigo personal de ella, trabajaron muchas veces juntos. La primera, diseñándole el traje 'polilla' de Christopher Strong (1933), la segunda película de Hepburn. Tras nueve películas juntos, Walter Plunkett confeccionó el vestuario de La costilla de Adán (1949), en el que destacaba el vestido negro (abajo; y teñido de rojo en los carteles promocionales) que le costaba abrochar a Spencer Tracy: "Unos vestidos maravillosos –dijo Hepburn–, como nunca los he llevado". También la vistió en Sangre gitana, Mujercitas, A Woman Rebels (22 vestidos le hizo aquí, uno de ellos lo reutilizó Vivien Leigh en Lo que el viento se llevó), María Estuardo (arriba dcha.)… Fue el que mejor supo resaltar la cinturita de 50 centímetros de la actriz.

Derecha, el vestido negro de La costilla de Adán. Izquierda, vestido blanco de El estado de la Unión (1948), en la que casi fue acreditada como diseñadora de vestuario.

Coco Chanel siempre quiso que la interpretara Audrey Hepburn, pero al final fue otra Hepburn, Katharine, en Coco (1969), quien lo hizo. Como estaba tan nerviosa por ser su primer (y único) musical, los productores la llevaron a París para que conociera a la diseñadora. El encuentro la impresionaba e imponía: "Toda la vida he usado la misma ropa, los mismos zapatos desde hace 40 años". En aquella visita aprovechó para encargar a la Maison dos conjuntos, uno en negro y otro en blanco, porque no se fiaba de lo que iba a confeccionar el encargado de vestuario de la obra, Cecile Beaton. Arriba, uno de ellos, el que usó durante toda la gira.

Pantalones, pantalones y más pantalones (los slacks en inglés), sobre todo en todas sus variedades de marrones, beiges. Arriba, algunos de los que guardaba en su armario, parecidos a los que usó en La reina de África (1951). Abajo, los zapatos Buckles que usó toda su vida y compraba en John Lobb, zapatero de Londres, que vendía (y vende) en los exclusivos almacenes neoyorquinos de Bergdorf Goodman.

Era lo único que siempre se llevaba a casa de los rodajes y obras de teatro. Al menos uno de cada película. Éste fue el que llevó en su único encuentro en pantalla con John Wayne en Rooster Cogburn (1975).

Además de los vestidos, en la exposición se pueden leer algunos de los diaros que Katharine Hepburn escribía antes y durante los rodajes, todas las minuciosas investigaciones y anotaciones que hacía sobre el guión y sus personajes. Arriba, dcha., un listado de libros de historia de la moda que sacó del Metropolitan de NY para la obra Antono y Cleopatra. Pero lo más curioso y bonito, son los autorretratos en acuarela que la actriz se hacía caracterizada de sus personajes. Abajo, de Coco Chanel y La loca de Chaillot.

Vestuario de Motley para Larga jornada hacia la noche (1962), uno de sus papeles favoritos (por el que fue nominada al Oscar y ganó en Cannes como mejor actriz).

Uno de los vestidos más recordados de su filmografía. Diseñado por Muriel King para Damas del teatro (1937).

Los caftanes de Un delicado equilibrio (1973). Diseñados por Margaret Furse, pero ideados por Katharine Hepburn.

Faldas de acero (1956). Según el guión y el diseñador de vestuario, se suponía que su uniforme era verde oscuro, pero ella se empeñó en que fuera oliva apagado: "Por mi experiencia el verde oscuro da muy mal en pantalla". Lo consiguió, claro.

Mrs. Delafield Wants to Marry (1986), una de las últimas TVmovies que hizo. Noel Taylor, su último diseñador y amigo le hizo el vestuario (incluido este sari) del que se quedó todo en su colección privada. [Katharine Hepburn: Dressed for Stage and Screen estará en la New York Public Library For the Performing Arts hasta el 12 de enero de 2013].

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