OPINIÓN

Jessica Jones, la detective que no quiere ser heroína

Jessica Jones, la detective que no quiere ser heroína
Jessica Jones, la detective que no quiere ser heroína
Jessica Jones, la detective que no quiere ser heroína

Daredevil ha sido un pelotazo entre los amantes de los cómics y, claro está, para Netflix. El segundo asalto del canal tenía que ser en femenino y Jessica Jones no defrauda. Después vendrá Luke Cage (el barman y objeto de deseo de la detective) y Iron Fist (Puño de Hierro), para unir a los cuatro superhéroes en The Defenders. Pero ésa es otra historia. Jessica Jones se ha convertido en uno de los últimos grandes estrenos de este 2015, 13 episodios que ya se pueden ver en el canal y en castellano. Detrás está Melissa Rosenberg, guionista de Crepúsculo o la serie Dexter. “La gente es mala”, dice la voz en off de Jessica Jones, superheroína de la Marvel sarcástica, desconfiada, borrachina y segura de sí misma. No necesita disfraces, ni esconderse de nadie: ella es como es. “Yo no flirteo, pido lo que quiero”. Luke Cage estaba de suerte esa noche (por cierto, contundente Mike Colter, al que ya seguíamos la pista como Lemond Bishop en The Good Wife). En fin, que no hay nada que enganche más en el mundo de los superpoderes que una heroína que no quiere usar sus preciados dones, que, además, luche contra el mal en solitario y encare los problemas con resaca y cinismo a raudales. Porque ella lo vale. En esa Nueva York donde ellos cometen infidelidades en el oscuro barrio de Hell’s Kitchen y ellas, también (ay, la jefa Carrie-Anne Moss desde su atalaya en pleno corazón de Manhattan), Jessica Jones parece ser una tipa que sí, que “compra el whisky al por mayor”, pero que puede presumir de ética profesional (en su destartalada agencia de detectives y trabajando para la élite con la Moss) como personal (a pesar de las apariencias actúa con cautela). Jessica Jones es una serie sobre mujeres fuertes, cuyo principal villano parece el Moriarty de Sherlock (de hecho hay guiño hacia el detective), un tipo del que la protagonista había creído pasar página, pero que permanece ahí, y no sólo en su subconsciente. Con cierto aire de film noir, esa ambientación, esa música, esa femme fatale en vaqueros, ese magnífico guiño a la Ventana indiscreta de Hitchcock… la serie habla de una mujer imperfecta, desencantada de la vida, que huye de su pasado mientras ayuda a los demás. Nunca me hubiera imaginado como superwoman a Krysten Ritter, si no fuera por los lingotazos que se toma y lo liberada que resulta en la cama, cualidades que ya compartía con su alocada vecina de Apartamento 23 (Don’t Trust the Bitch in Apartment 23). En el piloto no aparece David Tennant, Kilgrave, el malísimo Hombre púrpura, del que nos apetece saber más, igual que de Trish (Rachael Taylor), la única “amiga” que conserva Jessica Jones y que trabaja en la radio. El piloto de Jessica Jones no es sólo una adaptación atractiva del cómic, es un magnífico procedimental y el retrato emotivo de una mujer compleja y solitaria que quiere recuperar su vida.

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