OPINIÓN

Jennifer Lawrence o la soledad de la estrella

Jennifer Lawrence o la soledad de la estrella
Jennifer Lawrence o la soledad de la estrella
Jennifer Lawrence o la soledad de la estrella

Jennifer Lawrence es la actriz mejor pagada del mundo. 52 millones de dólares dice Forbes que ganó el año pasado. La actriz que más audiencia arrastra al cine ahora mismo. Ya sea en megablockbusters como Los juegos del hambre, que el próximo día 27 estrena su última entrega, Sinsajo 2. O en películas algo más modestas, como La gran estafa americana. Tiene un Oscar, y otras dos nominaciones; dos Globos de Oro, y una tercera nominación. Una lista de proyectos futuros que son la envidia de cualquiera. Entre ellos, Passengers, con Chris Pratt; It's What I do, de Steven Spielberg; y una comedia cuyo guión está escribiendo con la segunda mujer más graciosa de Hollywood ahora mismo, Amy Schumer. La primera es Jennifer Lawrence. No en sus películas –porque hasta ahora ha tendido más al drama–, pero sí en cualquier aparición pública. Sólo hay que leer la entrevista de portada del Vogue americano de este mes para recordar una vez más por qué Jennifer Lawrence es la mayor estrella que ha visto Hollywood en mucho tiempo.

Y sólo hace cinco años que la descubrimos en Winter's Bone.

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Pero todo este éxito tiene una cara B como relata en la entrevista con el mejor humor del mundo. Por un lado, están las fotos desnudas que le piratearon justo hace un año –"un crimen sexual", lo llamó– y sobre las que habla por primera vez: "Estaba fuera llorando, y Pippi [su perra] saltó a mi regazo y empezó a lamerme las lágrimas, y no pude dejar de abrazarla durante duras. Y quiero decir, horas", explica de cuando lo descubrió. "Fue solo dolor. Pero no me mortifico por ello a no ser que alguien saque el tema". Entonces es cuando la actriz salta: "¿Me has visto desnuda?". Y desmonta la curioso.

Por otro, está el hecho de no poder ir ya a ninguna parte. El poco tiempo libre que tiene cuando no está rodando, lo pasa en su casa de ocho millones de dólares que se compró el año pasado en Beverly Hills, decorada por una empresa de la ciudad de Kentucky en la que creció. Recibe a amigos y visita a sus vecinos. "Mi tiempo de descanso es una pesadilla. Me deprimo en vez de relajarme", dice. "Pero esta vez lo estaba disfrutando –antes de irse a rodar Passengers a Atlanta–". ¿Y qué hace? "Lo que estás viendo. Pasar el rato.. Bebo vino. Invito a amigos que viven cerca, gracias a dios. Y me he hecho amiga de Mila [Kunis] y Ashton [Kutcher], que viven dos puertas más abajo. Son geniales. Voy allí sin ser invitada. Probablemente ya se están cansando de mí".

Por supuesto no coge vuelos comerciales porque de "las 300 personas adorables en la puerta de embarque, una lo arruina todo". Así que el único gusto que se da de "nueva rica" es volar en jet privado.

Jennifer Lawrence o la soledad de la estrella

Y, por último, su pesar ahora mismo: No liga. En la entrevista le enseña al periodista su dormitorio donde pasa más tiempo y señalando la cama, le dice: "Aquí es donde ocuuuuurreee la maaagia". No. "Literalmente cero magia ha ocurrido aquí. Brindemos por el crecimiento de mi hymen", dice. Chris Martin fue la última pareja con la que se le relacionó a la actriz, aunque nunca hubo confirmación oficial. Pero en Vogue deja claro que ahora no hay nadie. Ni parece fácil conseguirlo. "Nadie me pide salir. Estoy sola todos los sábados por la noche. Los chicos son tan crueles conmigo. Sé por qué lo son, sé que intentan establecer su posición dominante, pero me hiere. Yo soy sólo una chica que quiere que seas agradable. Soy directa como una flecha. Siento que necesito encontrar a un chico, con todos mis respetos, que haya estado viviendo durante cinco años en Bagdad y no tenga ni idea de quién soy".

Jennifer Lawrence o la soledad de la estrella

Por eso Jennifer Lawrence es Jennifer Lawrence. Porque no le da miedo ni pudo decir lo que piensa sobre cualquier tema. Ya sea sobre chorradas o sobre cosas más importantes como la diferencia salarial entre hombres y mujeres en Hollywood, ante la que ha decidido no callarse; o sobre los republicanos, "esa gente que sujeta sus crucifijos como si fueran tridentes, pensando que ellos tienen la razón".

La fama implica soledad, pero también significa para ella libertad y responsabilidad para decir y hacer todo lo que quiere (o casi, algún hombre de Bagdad que haya estado perdido los últimos cinco años encontrará).

[Las fotos de la sesión de Vogue].

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