OPINIÓN

Irán también hizo su propia 'Star Wars': 'Donyanye Ayandeh'

Irán también hizo su propia 'Star Wars': 'Donyanye Ayandeh'
Irán también hizo su propia 'Star Wars': 'Donyanye Ayandeh'
Irán también hizo su propia 'Star Wars': 'Donyanye Ayandeh'

Reírse del cine iraní y ponerlo de ejemplo de cine aburrido y pedante, disfrutado sólo por la crítica más relamida y gafapasta, se ha convertido en un lugar común que retrata al que lo usa con desprecio. Porque los iraníes, efectivamente, también tienen su cine pop. Tienen comedias de enredo, películas de terror con seres legendarios  locales… y, claro, sus películas de ciencia-ficción. No hay muchas, pero las hay. Incluida esta, que algunos denominan como Star Wars iraní. Ni yo me creía. Hasta que puse la película y vi ESTO.

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Donyanye Ayandeh (El mundo del futuro) se estrenó en 2001 y es uno de los poquísimos films de un país islámico con naves espaciales o robots. Evidentemente, el bloque más oriental nunca se ha sentido muy identificado por la exploración del espacio. Imaginamos que la saga galáctica de George Lucas no debe de ser muy popular por ahí. Pero algún fan debe de haber, entre ellos el director Ahmadreza Jaghtaei, capaz de copiar un montón de conceptos de estas películas y darles un lavado de cara para encajar en su visión del género: cine infantil para críos especialmente fantasiosos.

La película comienza precisamente así, con un crío, al que su  abuelo está leyendo un libro de cuentos, en el que habla del mundo futuro. O algo así, porque luego vemos un montón de imágenes sobre leyendas y héroes tradicionales de Irán, así que imagino que este mundo futuro en realidad forma parte del mundo legendario, sólo que con naves dando vueltas por ahí. El niño, por lo que parece, está flipadísimo con estos mitos, y da el coñazo en las comidas familiares sin que le hagan demasiado caso.

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Una noche, una nave espacial aterriza en su jardín, y el crío, su mejor amigo y el jardinero, un sosias de Don Ramón de El Chavo del Ocho (cuando no directamente de Corky) se cuelan en la nave… con la mala suerte de que despega. ¡Y encima se trata de una nave del imperio, repleta de peligros! ¡Perdidos en el espacio y en poder de los malvados!

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Así es: unos soldados de asalto que vienen de hacer la mili en Ceuta y el Darth Vader iraní andan por ahí dando vueltas y siendo malos. El Vader iraní, en lugar de llevar el incómodo y aburrido casco original, opta por la practicidad y luce una bonita tostadora en la cabeza, por si le entran granas de hacerse un croissant con mermelada. Pronto vemos que, además de preparar tostadas, también puede usar los poderes del a fuerza, asesinando a un esbirro inútil con el poder de su mente: “disculpa aceptada… capitán Asiv-Al-Jazeera. ¿Un bollito?”. 

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Viendo el percal, el trío de terrestres escapa, encontrándose pronto con el equivalente a los droides graciosillos: un enano, que… no sé exactamente qué pinta por ahí, pero bueno. Sale un enano, que siempre hace gracia, y baila cuando tocan la armónica. Juntos tendrán que intentar escapar de la nave y regresar a la tierra. ¿Lo tienen crudo? No, porque por suerte, Han Solo de Tehéran aparecerá de repente para rescatarlos.

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Han aquí resulta ser… ¡EL PADRE DEL CHAVAL! Preocupado, el tipo ha robado una nave que estaba por ahí  aparcada (el modelo es una nave de transporte de SW) y nada, se lanza al espacio a ver  si encuentra a sus hijos. Y por suerte lo consigue, gracias a la tecnología de su “Halcón Centenario” que juraría sale de una demo del Commodore Amiga, porque VAYA TOALLA.

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Mientras, el otro crío está siendo transformado… en negro. Aquí se han tomado lo del lado oscuro demasiado literalmente.  Lo de la corrección política no se estila mucho por territorio iraní: del papel de la mujer, pues mejor no decimos nada porque ya os lo estáis imaginando.

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El chavalillo con fuerza, Papa Solo y Don Ramón buscan como destruir la nave que amenaza el cosmos y al malvado Darh Vader (imagino, porque no entiendo ni papa), y encuentran a un profesor que les explica todo, y que como no hablo iraní, se me hace la parte más coñazo de todas.

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La trama se complica: la única mujer de la película, una secuaz de Vader (pero con el pelo siempre cubierto, faltaría más), intenta seducirles con un pollo asado. Un delicioso… y jugoso… pollo asado… recién salido de un barril del Final Fight. Don Ramón cae en la trampa, pero cuando da gracias a Alá por el pollo, la malvada se transforma en un monstruo, revelando su verdadera forma al no poder escuchar el nombre del grande. Y se convierte en… UN MONSTRUO PELUDO Y BLANCO, más pomposo que tu gato en Diciembre y con dos cuernos. No: aunque parezca un primo de Triqui, Jim Henson no tiene nada que ver.

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El monstruo es despachado por el viejo truco de tirarlo por la puerta de la nave. Que está  ahí abierta continuamente y no pasa nada con el tema del vacío: como mucho, que se escapa el gato. El clímax del film es igualmente ridículo: el padre del niño pega una buena colleja a Darth Vader y lo decapite. ¡Lo desmonta de una colleja, literalmente! Por suerte, el malvado era un robot y no pasa nada. Finalmente, hasta el séquito de lugartenientes y esbirros del tirano celebran su muerte. La nave explota (¡sin que les veamos huir!) y todo termina bien. Porque, al fin y al cabo, era un cuento y el niño estaba tranquilo en su casa, como Alá manda.

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Está claro que este mundo futuro era una producción destinada exclusivamente a los más jóvenes de la casa, con un argumento tan ridículo y absurdo como sus medios. El argumento es una mezcla entre las películas de Gamera en las que unos niños se metían en líos, el tono ligerísimo, con un humor extremadamente tonto e infantil. La mitad de las cosas suceden por que sí, los pocos sopapos son de coña, las leyes de la física se las pasan por el forro del Corán y finalmente, nadie muere porque era todo un cuento chino. O de Oriente Medio.

EnanoX2

Todo el film  transcurre en un par de pasillos y la sala de control, con un attrezzo propio de un episodio antiguo de Doctor Who o una peli porno de ciencia-ficción. Mención aparte merecen la infografía, que trae a la cabeza el videoclip de Money for Nothing. Cada vez que nos quejemos del CGI de una peli de Asylum o algo así, tendríamos que tener presente que en el resto del mundo no lo tenemos tan fácil. Solidaridad amigos. Donad  vuestro equipo viejo a alguna ONG, con ese portátil viejo tuyo, en Irán te montan tres trilogías con mejor acabado que esta castaña pilonga.

Por desgracia, Donyanye Ayandeh no se convirtió en una trilogía, aunque su corta duración (apenas 77 minutos) la hacen más llevadera que, por decir una, El ataque de los clones. Y es que, aun siendo de Irán, la postura de Ayandeh dejó clara su postura: incluso a la hora de copiar e imitar, ignoró por completo los episodios del I al III. Pobres, pero no tontos.

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