El 'Star Wars' indio: entre Jedis y Power Rangers

El cine indio no se caracteriza por su interés por la ciencia ficción: a pesar de la enorme producción del país, los títulos de este género se cuentan con los dedos de la mano. Y aun así, ellos tampoco se resistieron a crear algo inspirado en la dichosa Star Wars. Si lo hicieron los iraníes, con la atroz Donyaye Ayandel… ¿cómo no lo van a hacer ellos?

Aaryamaan es el título de dicha obra, eso sí, para la televisión. Y ¿sabéis qué? Me parece fantástico: el formato de la space opera se presta especialmente bien al de un serial televisivo. Nada de esperar un año (o 20) entre un capítulo u otro. En la india, el culebrón galáctico se sigue semana a semana. Por supuesto, el acabado es el que podemos esperar: el de un país semi-tercermundistas con apenas unos días para hacer CGI, escribir guiones a toda mecha y filmar en vídeo.

El resultado es FASCINANTE: un cruce entre La Amenaza Fantasma y Al Salir de Clase. Es casi demasiado bonito para ser cierto, y sin embargo… ¡ahí tenéis la serie enterita en Youtube para disfrutarla! 87 capitulazos de una epopeya espacial fascinante.

La cabecera deja clara por donde van las cosas: un duelo de naves de la Sega Saturn con explosiones del After Effects y un roll con la leyenda inicial, con esas clásicas letras interespaciales contándonos una historia tan convulsa como la de las películas de Lucas.

Aaryamaan vive en una galaxia muy muy lejana, y el príncipe guerrero de los humanos en esta galaxia. Es bueno y valiente, y algún día heredará el trono. Pero, Nasa, la exmujer de su padre, el rey, le odia a él y a su madre e intenta asesinarle varias veces. Por despecho, por pillar poder… y por joder.

Así que su mamá ordena a Tobo el robot que lo lleve a un planeta perdido y un viejo maestro le enseñe a luchar con el sable de luz. Saltamos 20 o 30… o 40 años al futuro. Aaryamaan ha pasado mucho, mucho tiempo entrenando. Tanto es así que cuando decide volverá  su reino supera ya los 40 años. De hecho… ¡su particular Obi Wan no parece mucho mayor que él! Las canas falsas no nos engañan: estos tipos fueron juntos a la academia Jedi.

Con su entrenamiento terminado, Aaryamaan vuelve al planeta de su padre… y resulta que las tropas de Nasa han tomado el poder y, han puesto al monstruoso Shukrant como rey. Es el momento del héroe: con su espada láser y su armadura invencible, es el indicado para llevar a cabo una “reforma política”, por así decirlo.

Aaryamaan liderará una rebelión contra el imperio de la exmujer de su padre y su hijo monstruoso, buscando por la galaxia un arma secreta para acabar con las fuerzas malvadas. Para ello recorrerá el universo en su nave espacial buscando aliados, en forma de sosias de Padmes y robots pequeñitos que hacen el gilipollas.

Las referencias a SW son más que evidentes. Las luchas de cazas, los sables de luz, la vestimenta… Los malvados viven en una tronchante estación espacial gigante, pero con boca y ojos: una luna que parece un careto. Peor, porque encima, esta estación tiene cara de mala persona. Los tipos tienen que dejar claro al universo que dan asco.

Hasta el malvado Shukrant nos recuerda a Darth Maul pero de piel marrón, con los cuernecitos y la manía de andar por ahí con la capucha. Eso sí, es bastante más parlanchín y se ríe a carcajadas cuando hace la puñeta a los buenos. Su madre empieza a vestir de negro… pero con colgantes cuadrados para recordar a un Darth Vader de pasarela Cibeles.

Como podéis comprobar, Aaryamaan tiene todos los elementos de cualquier Space Opera: imperios galácticos, príncipes y princesas, malos malísimos, armas superdestructivas, épica tope… La mezcla de “live action” en vídeo ratonero y CGI le da un aspecto realmente único y cutre, digno de una peli porno de ciencia ficción o de los vídeos que tenían los juegos de PC para Windows 95. Me da la sensación de que en la productora tiraron de modelos 3D ya existentes, puesto que hay episodios donde en vez de naves, vemos directamente aviones F-18 tirando rayos por planetas.

Otro truco utilizado para alargar las escenas de efectos especiales era hacer un larguísimo resumen en cada episodio. Así, entre la sintonía y dicho resumen, los primeros 5 minutos eran material reciclado a tope de otros episodios, bajando los costes y reduciendo la trama de cada capítulo a unos paupérrimos 15 minutos. Dicho esto, la verdad es que la cosa es entretenida, y aunque no es lo más original del mundo, tiene el regustillo cutre pero ingenioso del Dr. Who clásico.

El héroe, Mukes Khanna era ya un actor muy conocido en la india por su papel como Shaktimaan, un Superman indio también muy popular en TV: 8 temporadas y más de 500 episodios haciendo de Power Ranger al curry. Fue él mismo el que quiso levantar esta nueva serie, con él de protagonista a pesar de no estar para hacer de príncipe Adam. Khanna quería algo en sintonía con lo que Hollywood ofrecía a todo el mundo, y no escatimó en recursos. Sí: aunque no os lo creáis viendo los vídeos, era una auténtica superproducción para la TV India.

Pero esta aventura galáctica tuvo unas audiencias normalitas. Estuvo un par de años en antena y contó la historia que se pretendía contar. De momento, no ha habido secuelas. Y en realidad, ni el cine ni la TV india han abrazado más largometrajes con esta estética. Una pena: los únicos que le pillaron la gracia fueron los japoneses: fue emitida en TV y editada en DVD como “Aaryamaan: Episodio I”. Y nos imaginamos que lo fliparían.

Dudamos que ningún seriéfilo serio (“la edad de oro de las series” y esas pamplinas) vaya a acercarse a esta simpática producción, pero desde aquí os animamos a que veáis algunos episodios. Es la perfecta combinación entre Star Wars, Masters del Universo y las intros del Wing Commander, hecha por un flipao. Un flipao que, como tú, que presumirá de sable de luzy de haber ido al estreno de Rogue One en la cena de nochevieja con su cuñado porque “yo es que soy un poco friki, jaja”.