¿Te has visto sentado dentro de tu coche, con un palillo en la boca, aparcado en un callejón oscuro esperando a ver si alguien te buscaba? ¿Te apoyas en el marco de la puerta de tu casa para sonreír a las vecinas en silencio? ¿Te has probado una chaqueta con el forro para fuera para que brillara? Si te resulta familiar alguna de estas cosas (o todas) no te preocupes, no estás solo, mis colegas y yo te comprendemos.
Ya has visto Drive mil veces. En cine, en screeners infectos, en DVDrips, en el Blu-ray de Amazon de la Zona 1, con o sin audiocomentarios. Te has puesto la banda sonora en el móvil para escucharla sin parar y ya has constatado que con eso en los oídos mola hasta echar el pan de molde en el carrito del súper.
Pues nada, bienvenido a nuestro club. Añade tu foto al mural. ¿Molamos o qué?
Ya puedes venir a nuestras sesiones privadas de Cine Drivificado. Proyectamos películas policíacas de los años 70 y las vemos con gafas de 3D de las antiguas de cartón, pero con los dos plastiquitos de color azul, mientras ponemos a todo volumen CDs de The Human League.
No es lo mismo, claro, pero es lo más parecido hasta que hagan Drive 2.
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